Pocos se imaginan que fue un transformador de energía lo que llevó al concejal del Polo Democrático, Jairo Villanueva, a participar en política, hace 14 años, cuando era presidente del sindicato de la plaza de la calle 14, en el centro de Ibagué.
Aunque su carrera como líder sindical empieza, hace más de 20 años, cuando era tesorero de esta agremiación y se opusieron a la demolición de la plaza, “porque supuestamente estaba en zona de alto riesgo”, cuenta.
La disciplina que ganó trabajando en la plaza, intenta aplicarla en el Concejo. Es de los pocos cabildantes que asiste a todas las sesiones, se está de principio a fin, pone cuidado a las intervenciones de sus compañeros y, generalmente, se le ve estudiando los temas que se debaten en la Corporación.
“Es una responsabilidad y compromiso que adquirimos con la comunidad. Si nos eligieron fue para que trabajemos y no, para que nos dediquemos a otras cosas”, señaló.
Villanueva, hoy como nunca, está convencido de que “un concejal es igual a cualquier persona. No hay porque verlos como lejanos a la ciudadanía”. Por eso, dice que no se olvida de sus orígenes y, mucho menos, abandona su puesto de frutas y verduras en la plaza, donde trabaja hace 40 años, porque “es el sustento que mi familia ha tenido siempre”.
‘Hecho a pulso’
El concejal Villanueva asegura que no le da pena decir que trabaja desde los 8 años en la plaza. Pues su padre era un campesino, que como tantos en la época de la violencia partidista, se vio obligado a abandonar su finca en la vereda Cai, parte alta de Ibagué, para desplazarse a la zona rural y “tratar de emprender una nueva vida”.
“Eso sí, sin nunca olvidarse de donde venía. Por eso, montó un puesto de frutas y verduras en la plaza de la 14 y con eso nos levantó a 10 hermanos (…). Nos dio educación en la medida de sus posibilidades y nos enseñó a trabajar mucho”, recordó.
Tal vez por esa razón, cuando estaba en séptimo grado de bachillerato en el colegio San Luis Gonzaga de los hermanos maristas –donde estudió becado–, le pidió a los sacerdotes que lo dejaran pasarse a la jornada nocturna y así trabajar en el día, para ayudar en su casa.
“A mi me enseñaron a trabajar siempre, y a ser responsable. Yo fui vendedor ambulante en las calles, no me da pena decirlo, vendí cebolla, tamales, obleas, mazamorra, y también fui reciclador, en la época cuando en Ibagué habían basureras. Tenía un carro de balineras con un hermano”, dijo.
Después de terminar el bachillerato, Villanueva estudió algunos cursos en el Sena y comenzó su propio negocio en la plaza, hace unos 25 años. Y aunque no continuo sus estudios formales, cuenta que a mi “me gusta leer mucho, especialmente de temas políticos, y la experiencia en el sindicato me dio también mucha solidez de aprender más cosas y la disciplina de estudio”, puntualizó.
“Yo lo conozco hace 40 años, siempre ha sido muy trabajador. Es una bella persona, muy comunitario con todo el mundo, buena gente, no ha cambiado mucho”, reconoce María Ascenet Suárez, vendedora de la plaza de la 14.
Sus clientes aseguran que «Jairo es muy amable, atento, y siempre nos ofrece verduras de muy buena calidad. Yo soy cliente de él hace más de 10 años y aquí seguiré viniendo«, expresa María, usuaria de la plaza.
Al decir del cabildante, «mi carisma y manera de atender a la gente ha hecho que siemper tenga mucha clientela. Pues, la forma cómo uno atienda es la base de éxito del negocio de uno. La atención es base primordial para eso», sostiene Villanueva.
El transformador que lo llevó al Polo
En el año 2001, cuando Wilmar Calderón estaba de candidato a la Asamblea Departamental «me lo presentarón y le expresé la necesidad que teníamos de un transformador, porque en la plaza no había energía suficiente para toda la carga que se maneja allí. Entonces cité a una asamblea de la Plaza y debido a la aceptación, el gran numero de asistentes y la fuerza que vió que teniamos, se comprometió y me recomendó que hiciera una carrera política al Concejo», contó Villanueva.
Aunque él no quedó muy convencido de que este político le cumpliera, «nos sorprendimos gratamente los trabajadores de la plaza, cuando ese transformador llegó un jueves antes de las elecciones del domingo. Fue una alegría eso para toda la gente de la plaza«, agregó.
Después de ese episodio, emprendió una una fallida primera campaña, en la que perdió con cerca de 800 votos en el 2007. Cuatro años después, en el 2011, ganó su actual curul, “gracias al trabajo constante con mis amigos de la plaza». Sin embargo, como el mismo lo dice “seguí trabajando con dedicación hasta que logramos llegar”, puntualizó.
En estas nuevas elecciones, piensa repetir como candidato por el Polo Democrático. Y aunque reconoce que ha cometido un sólo «gran error» en el Concejo -que votar a favor del proyecto de las fotomultas- le pide a los ciudadanos perdón, «porque en ese momento no vi más allá, para darme cuenta que tenía un error gravísimo ese acuerdo«, concluyó.