Las dos instituciones de educación superior más importantes del departamento: la Universidad del Tolima y la Unibagé, se encuentran en un proceso de acreditación de alta calidad. Para ello, entre este 2018 y 2019 deberán afrontar una serie de requisitos relacionados, principalmente, con la infraestructura y los resultados académicos.
“Ambas instituciones que vienen adelantando sus procesos de autoevaluación interna, le apuntaron al proceso de acreditación antes de las reformas contemplada en la nueva normatividad, pero requieren del apoyo de sus egresados y del sector externo, para lograr la anhelada acreditación que las pondría en el top de la calidad educativa en Colombia”, aseguró Marcela Barragán, asesora de la Universidad del Tolima.
Aunque la UT, la cual cuenta en la actualidad con una población cercana a los 20.000 estudiantes, se ha enfocado en su recuperación financiera, ya cuenta con 18 programas académicos acreditados de alta calidad. De hecho, en el último ranking ASC sapiens 2018 ocupó el puesto 30 entre más de 350 universidades colombianas. (Ver: Universidad del Tolima, entre las 50 mejores instituciones educativas del país en aportes sociales)
Según la explicación que daba el mismo ranking, es una de las instituciones que más le aporta al país en cuanto apropiación social del conocimiento.
Por su lado, la Universidad de Ibagué, que cuenta con cerca de 6.000 estudiantes y 11 programas acreditados, ha estado trabajando en una de sus iniciativas de mayor impacto que corresponde al semestre de paz y región, a través del cual los estudiantes en su último año de formación participan activamente en la vida de los municipios del departamento, prestando sus servicios desde una práctica social colaborativa. (Ver: Iniciativa de paz de la Unibagué fue premiada por Colciencias)
“Lo cierto es que las instituciones regionales, denominadas comúnmente de provincia, no tienen tan fácil lograr la acreditación, sus condiciones económicas no son las más favorables para cumplir del mismo modo que los grandes claustros universitarios, algunos financiados desde el centralismo con recursos del Estado, como ocurre a través de programas como Ser Pilo Paga. Hasta hace poco por ejemplo, el Icetex no daba crédito en programas no acreditados, política que cambio hace apenas unas semanas”, concluyó Barragán.