El Tolima es una región de tradiciones, tanto que hasta nuestra economía está basada en sectores de la producción que durante décadas han sido siempre los mismos, poca o tal vez nula, ha sido la gestión para la creación de empresas con productos de alto nivel de innovación o por lo menos de carácter novedoso que permitan hacer la región más atractiva.
Llego el momento de hacer de nuestras tradiciones una fortaleza económica, siendo el Tolima un departamento con gran riqueza cultural, folclórica y musical; podremos pensar que es una gran oportunidad, dadas las características y las nuevas condiciones que vendrán en la construcción de la llamada “ECONOMÍA NARANJA” y que hoy promueve nuestro electo presidente Iván Duque.
Con un poco más del 65 % del apoyo de los tolimenses en su elección, más su condición de tolimense de sangre, podremos pedir al presidente ser el punto de partida de los programas del que será llamado “Consejo Nacional de Economía Naranja” y por supuesto ser protagonistas en el mediano y largo plazo. Hay ciudades como Cali y Valledupar que han logrado hacer de sus características culturales un gran desarrollo económico, donde sus compositores, sus grupos folclóricos, su poesía, artesanías y su música han logrado ser un atractivo, de tal forma que hoy su economía en mayor parte gira en torno al fortalecimiento y promoción de sus costumbres.
Sumado a las artes creativas y de innovación, el Tolima debe convertir su liderazgo y convocatoria del Festival Nacional del Folclor en la verdadera instancia de encuentro de la totalidad de las regiones de Colombia, donde se muestren sus características culturales regionales que año a año aspiren a ser los mejores, eso no se logra si siempre se está mirando con pobreza y no se piensa que puede ser la gran oportunidad de convertir ese evento en una industria como lo es el Festival Vallenato, los carnavales de barranquilla o por qué no, como lo es Viña del Mar en Chile. Donde además se cuenten sus historias, se lleven al cine. Y si los eventos culturales se plantean siempre como una estrategia de negocio, apoyado con una política nacional que ya se tiene, se encontrará la forma permanente de subsistencia para las personas que han vivido a medias de esas actividades que hoy representan entre el 3.5 y 4 % del PIB nacional.
Hoy se puede afirmar que la industria “NARANJA” representa la quinta mercancía más vendida del mundo, porque nos damos el lujo de estar por fuera de esa gran oportunidad de negocio, teniendo todas las características para ser fuertes. Es indispensable que las instituciones y los actores económicos se involucren en la construcción del Plan Nacional de Desarrollo y generen una nueva tendencia económica para la región.
Es un buen momento y es hoy que debemos generar nuevos emprendimientos innovadores que transformen la región y generen crecimiento económico y empleo estable, involucrándonos en estas economías modernas como la “NARANJA”.
“No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su momento”