No hay duda que la agenda del Gobierno Nacional para refrendar los acuerdos de La Habana influirá en la agenda de gobierno local durante los próximos cuatro años. De igual forma lo hará la política de posconflicto diseñada por el gobierno Santos a través del Ministerio del posconflicto.
Es por eso que se habla sobre cuál será la posición del gobernador electo del Tolima Oscar Barreto Quiroga y del alcalde electo de Ibagué Guillermo Alfonso Jaramillo con respecto a su apoyo al plebiscito que refrende los acuerdos de La Habana.
Sobre el tema, Guillermo Alfonso se ha referido en varias oportunidades siendo la ultima la expresada en el foro “Lo que le falta a La Habana” realizada en la Universidad de Ibagué; él votará Sí a los acuerdos. El Gobernador Barreto guarda silencio sobre el tema.
La refrendación también está influyendo en las posiciones internas de los partidos, el caso más claro fue el anuncio hecho la semana pasada por el partido Conservador que decidió ingresar a la Unidad Nacional para apoyar la iniciativa.
Mientras tanto los colombianos también van asumiendo posiciones, y como lo muestra la última encuesta de Cifras y Conceptos, el 61% sí aceptaría el plebiscito como mecanismo refrendatario de los acuerdos de paz, el 59% saldría a votar el plebiscito, y de estos el 61% lo haría afirmativamente. Estas cifras superan con creces la meta de 4.7 millones de votos para el sí exigida por la ley para refrendar los acuerdos.
Así las cosas la agenda electoral del año entrante pareciera no tener mayores dificultades, en el Tolima ya el senador Guillermo Santos anunció que los partidos Liberal y La U lideraran la campaña por el sí.
Ahora bien, como quiera que la agenda nacional afecta directamente la agenda local será bien complicado no hacer parte de ella, más aún cuando el Presidente Santos en su primera reunión con los gobernantes electos los invitó a apoyar la refrendación como camino a la paz.
La refrendación avala el acuerdo entre guerreros, y si se quiere entre la burguesía colombiana y las Farc. Pero siendo eso necesario no es suficiente para alcanzar la paz. El país, y en particular el Tolima, reclama que la Paz sea un derecho para todos y para ello disminuir la pobreza y erradicar la pobreza extrema es un imperativo, también lo es acabar la corrupción y alcanzar mayores niveles de justicia social. Y es precisamente en este escenario en donde el departamento debe volcar sus esfuerzos.
Sin embargo, alcanzar la paz como derecho deja en manos del Estado el cumplimiento de este. Y siendo justos la Paz es también un deber de la sociedad y por lo tanto es fundamental que la sociedad construya caminos que conduzcan a esta.
Los caminos, la ruta a seguir puede ser delineada por una Agenda Departamental de Paz.
El Tolima debe diseñar su propia agenda, lo ha venido haciendo en el pasado durante años mediante ejercicios de autogobierno y participación como la constituyente del Tolima de principios de siglo o la Visión Tolima 2025. En lo local también se ha hecho, varias son las agendas locales que ya existen, en el sur del Tolima hay una agenda construida desde la ciudadanía.
En mi humilde opinión, hacer parte de la agenda nacional es importante, pero lo es aún más diseñar nuestra propia agenda, una agenda de paz para el posconflicto y el posacuerdo. Una agenda elaborada conjuntamente con el gobierno departamental, los gobiernos locales, la academia y los empresarios, en donde participen los ciudadanos, una agenda que se convierta en el derrotero a seguir durante los próximos años para alcanzar los fines que el Tolima se ha planteado en reducción de la pobreza, disminución de la desigualdad y mayor crecimiento económico. Esta agenda debe permitirnos renovar nuestro tejido social, descubrirnos como proyecto histórico, defendiendo el recurso hídrico y los equilibrios ecosistémicos.