Un vistazo a la farmacia más antigua de Ibagué

Es posible decir que no existe un solo ibaguereño que no haya comprado algo al menos una vez en su vida en la Farmacia Colony. Este emblemático negocio es no solo un punto de referencia en Ibagué, sino uno de los locales comerciales más novedosos e indispensables para los ibaguereños. Su ubicación en la plaza de la 14 hace de la Colony una de los establecimientos precursores del comercio moderno en la ciudad.

Allí se pueden encontrar desde ungüentos hasta la famosa agua de rosas, así como otros artículos que tienen como base elementos naturales y que seguramente los abuelos o bisabuelos los recomiendan con fervor.

Es común que cuando se pregunta por el lugar en el que se puede conseguir un artículo especifico, por ejemplo, aceite de manzanilla o miel de rosas, la respuesta sea “vaya a la Colony”. Esta farmacia, fundada hace 72 años, en junio de 1944, se ha convertido en un lugar legendario para los ibaguereños.

Un visionario

El fundador de la Colony fue Silvestre Arias Rico, un soñador que llegó a la ciudad de Ibagué desde la vereda Chipalo, perteneciente al municipio del Guamo, Tolima. Desde muy corta edad, don Silvestre buscó la manera de hacer negocio con pequeñas cosas que le permitieran salir adelante y contribuir económicamente con su familia.

Su motivación por aprender cosas nuevas lo llevó en su juventud a conocer cómo se fabricaba la tinta. Luego descubrió que había una oportunidad de negocio si revendía los frascos de vidrio en los que se empacaba dicha sustancia.

Fue así como, desde muy joven, don Silvestre se sumergió en el mundo de las farmacias, conociendo sobre todo las propiedades de las plantas y otros elementos que se encuentran en la naturaleza. Recibió instrucciones de médicos que para esa época se dedicaban a fabricar sus propias medicinas con fórmulas magistrales que se encontraban descritas en farmacopeas.

Para esa época, la medicina tenía una conexión más humana entre los pacientes y el médico o farmaceuta. Esto le abrió un universo de posibilidades a don Silvestre, quien cada vez se mostraba más interesado en aprender con el único fin de servir a las personas.

Su primer acercamiento directo con la ciencia médica se dio cuando lo asignaron como enfermero del Colegio San Simón, que para esa época era un internado de varones. De tal manera, don Silvestre aprovechó la oportunidad para seguir aprendiendo y recolectando experiencias de este oficio que ya le apasionaba.

El oficio del farmaceuta

Collage ColonyDon Silvestre encontró la oportunidad perfecta para poner en práctica todo aquello que había aprendido y decidió fundar su propia farmacia. Lo primero que se le vino a la mente fue nombrarla Farmacia Colon, pero para esa época ya se encontraba un establecimiento registrado con este nombre en la Cámara de Comercio. Por tal motivo, al final se decidió por agregarle una “y” para distinguirla, y porque, según él, sonaba más elegante.

De esta manera, comenzó la historia de la Farmacia Colony. Ser el dueño de su propio negocio lo motivó a seguir buscando otras fórmulas con el fin de irse actualizando a medida que los tiempos cambiaban.

Así que para marzo de 1966 ya contaba con un diploma como farmaceuta expedido por el entonces Ministerio de Salud Pública y avalado por el Consejo Nacional de Profesiones Médicas y Auxiliares. Luego, en 1978, obtuvo el título de médico homeópata, con lo cual quedaba claro que don Silvestre era un buscador incansable y un amante de su oficio.

Y fueron todos estos conocimientos adquiridos los que puso al servicio de la comunidad, escuchando las inquietudes de los ibaguereños y aconsejándolos sobre las diferentes prácticas saludables que se debían seguir para tener el cuerpo y la mente en buena forma.

Toda una vida entre farmacopeas

Las farmacopeas son libros en los que se recopilan recetas de productos con propiedades medicinales. Allí se incluyen datos sobre su composición y la receta para prepararlos. Alrededor de estos manuales don Silvestre pasó su vida conociendo y creando nuevas fórmulas.

Y es que él tenía claro que su negocio debía distinguirse por ofrecer lo mejor y al alcance de todos. De allí su afán por mantener la calidad de sus productos y soportarlos legalmente por las autoridades sanitarias correspondientes.

Sin embargo, su negocio también se vio afectado en la década de los ochenta cuando, gracias la inversión de la mafia, en Colombia hubo un auge de droguerías en las que se encontraban productos más económicos, aunque no de mejor calidad. Esta competencia desleal afectó a la tradicional farmacia, pero la constancia y la excelencia en la atención al público  permitieron que siguiera en pie.

Don Silvestre tenía tanta visión como negociante que hasta fue condecorado por Fenalco como comerciante destacado. En sus últimos años de vida también le otorgaron el «Mercurio de oro», el máximo reconocimiento que otorga esta entidad para exaltar la labor, trayectoria y el aporte al desarrollo empresarial de la región.

El ahora y el futuro

El 17 de agosto de 2015, con 95 años de edad, murió don Silvestre Arias Rico. Indiscutiblemente, dejó un legado invaluable que ahora le corresponde mantener a sus hijos, en cabeza de la señora Luz Miriam Arias. Actualmente, la farmacia cuenta con dos sucursales, la de siempre ubicada en la calle 14 con carrera Primera, y su segundo punto de venta en la calle 42 con Quinta. Solo entre ambas sucursales se generan 31 empleos directos.

En la sede principal se fabrican y empacan los productos originales y tradicionales como la pasta al agua, crema magistral para dolores, agua de rosas, tintura de Benjui, crema antiescaras, entre otros. Además, la farmacia también distribuye productos químicos especializados para limpieza, panadería, cuidado de bebés, repostería y envases.

En las proyecciones que hay a futuro se encuentran nuevos artículos originales como repelentes, cicatrizantes y fragancias. Sin duda alguna, el objetivo de la farmacia es seguir en el corazón de los ibaguereños y brindarles esos productos únicos que solo allí se pueden conseguir.

Por: ADRIANA MARTIN

Foto: Suministradas/Fredy Gutiérrez

Fecha: sábado - 27 febrero - 2016