El regreso de vacaciones de fin de año trae consigo algunas tareas que se pueden resumir en poner nuevamente en orden nuestra vida. Pasamos de tener horarios desordenados y una alimentación descontrolada pero deliciosa, a preparar nuestro regreso a las labores cotidianas que casi siempre iniciamos con energía y expectantes de los próximos 365 días.
Es así como en esta primer columna del 2019, quiero explicar cada punto recopilado en una imagen que publiqué en mi perfil de instagram (@Enlasa_te).
Lo primero es poner en orden tu mente y tus espacios. Nada en la vida fluye igual si no tienes una leve claridad de lo que quieres lograr, además visto desde la psicología, el desorden, la suciedad y la acumulación traen consigo inestabilidad, depresión y estancamiento.
Continua con el planteamiento claro de los objetivos del año. Algunas veces somos tan exageradamente exigentes con nosotros mismos que fijamos una cantidad de propósitos imposibles humanamente de cumplir, y los cuales por el contrario nos traerán frustración.
Reevalúa calmadamente los tuyos y ojalá dejes en su mayoría, aquellos que incluyan una evolución espiritual.
Sigue la organización de las finanzas. No es secreto que durante el primer mes del año el bolsillo parece roto, le echamos dinero y no lo vemos. Se juntan las facturas, el regreso a clases y la cuota de la tarjeta de crédito que pasamos sin pudor durante las vacaciones, además del seguro del carro y otras cosas; por eso es necesario hacer un plan de ahorro que permita cumplir propósitos y equilibrar la economía.
Para lograrlo ten en cuenta solo entradas fijas, réstale gastos fijos y deja un porcentaje mínimo para imprevistos, y no olvides que gastar de más, a largo plazo, te limita para darte esos gusticos que te motivan y satisfacen.
Dejemos las excusas y dediquémonos tiempo. Retoma o inicia una actividad física, hazlo por ti, por tu salud mental y corporal. Empieza lento, con jornadas cortas, pero empieza. Recuerda que el beneficiado serás tú.
Finalmente, llénate de gratitud, sal de tu casa y date la oportunidad de disfrutar lo que tienes a la vista. Seguro que si te detienes un instante a contemplar tú alrededor, te darás cuenta de una serie de cosas lindas que han estado ahí por mucho tiempo y que nunca habías visto. Eso oxigena y permite recibir todo lo que trae consigo un nuevo año.