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El concejal de Ibagué, Humberto Quintero, manifestó su preocupación por la intención que tiene la Alcaldía de gestionar un crédito por $40.000 millones para suministrar agua potable en los barrios del sur de la ciudad.
De acuerdo con el cabildante, un préstamo por dicha cantidad, el cual se está tramitando con el banco Davivienda, dejaría al Ibal sin recursos para cumplir a cabalidad con sus funciones. (Ver: Acta del Ibal deja al descubierto presunta improvisación con crédito de $40.000 millones)
«Tuve la oportunidad de revisar las ejecuciones presupuestales del Ibal y de cada una de las entidades descentralizadas, y pude evidenciar que el presupuesto está muy limitado. Un endeudamiento de $40.000 millones dejaría a la entidad débil financieramente y en riesgo para poder cumplir», aseguró el cabildante.
Asimismo, calificó como «una decisión a la ligera» que la administración municipal pretenda ahora destinar estos recursos al abastecimiento de agua potable en el sur de Ibagué, cuando en un principio se habló de gestionarlos para construir plantas de tratamiento de aguas residuales. (Ver: Jaramillo anuncia otro crédito por $40.000 millones para ofrecerle agua al sur de Ibagué)
«Podríamos perder el 100% de capital público que maneja la empresa simplemente por una decisión a la ligera, poco planteada en los estudios», subrayó Quintero.
«No debería realizarse más endeudamiento para el Ibal, hasta tener un estudio técnico financiero y contable que permita ver cuántos son los ingresos y egresos para cumplir sus compromisos«, agregó el concejal.
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En este sentido, dijo que el Concejo de Ibagué citará tanto al Ibal como a los demás entes descentralizados para que entreguen un informe de ejecución de sus recursos, con el fin de conocer qué disponibilidad presupuestal manejan para poder endeudarse.
Precisó que «la improvisación de la Alcaldía ahora hace que se endeude más al Municipio», toda vez que se habrían podido minimizar gastos si en lugar de trasladar las redes de acueducto hasta La Pola se hubiera construido el tanque y las plantas de tratamiento en Boquerón.
«Es un gasto innecesario teniendo en cuenta que por gravedad habíamos podido suministrar esa agua desde Boquerón, tratarla y distribuirla desde allá. Pero se hizo lo contrario, un esfuerzo de llevarla hasta La Pola, que sale más costoso», afirmó Quintero.
