Que pereza tener que hablar nuevamente de nuestro alcalde, Guillermo Alfonso Jaramillo, pero los acontecimientos mediáticos así lo exigen y más, cuando el tiempo nos ha dado la razón.
En estas mismas páginas he reiterado y preguntado, por qué los proyectos más importantes para el municipio de Ibagué, tiene que estudiarse y aprobarse en sesiones extras del desprestigiado Concejo y he concluido que obedece a la mermelada que el gobierno progresista, que tanto la critica, ha caído en una sorprendente desorganización, falta de planeación, novatada y oscuros funcionarios que le hacen mucho daño a la administración y a Ibagué.
Guillermo Alfonso, afanosamente ante los cuestionamientos que le hace el periodismo, la crítica y la ciudadanía, sale a las redes sociales a pronunciarse sobre su honestidad, la personal, pero nada dice sobre la que realmente se le cuestiona, la de su administración y esa es el punto de quiebre.
A cada cuestionamiento que se le hace responde con ataques personales, con grosería, con improperios y sin pruebas para que la mirada del común mire hacia otro lado y no ponga su ojo avizor sobre su proyecto inicial, “que iba a meter a la cárcel a los corruptos”, claro, los hechos indicarían que hay que empezar por él.
El Alcalde debe entender que una cosa es que personalmente no meta la mano y otra es meter los pies, como aduce y distinto es, permitir que exista corrupción en su administración como se le ha demostrado por parte de algunos sectores del periodismo y ciudadanos, entre otras cosas, por qué en su administración que él la precia de ser transparente, no ha permitido que su sumiso Concejo Municipal, elija Contralor y Personero.
No he podido entender tampoco; ¿el por qué el doctor Guillermo Alfonso Jaramillo, dos veces gobernador se escuda ahora en un personaje al cual se le ha dado el pomposo nombre de Zar Anticorrupción para vigilar a una administración transparente como la suya, cuando en el pasado no lo requirió?
Señor Alcalde, ¿algún organismo de control puede dar fe, que las inversiones en el Sillón que inauguró en medio de la ley de garantías, o las 11.076 millones invertidos en la Institución Francisco de Paula Santander, o la 10.864 millones en el Carlos Lleras Restrepo, se están ejecutando conforme a la transparencia que usted pregona?
Mientras usted señor alcalde, pone a pelear a los ibaguereños por el predial, consorcios y uniones temporales con la anuencia de un gerente, organizados en la ciudad de Barranquilla se tomaron toda la contratación.
También debe dar explicaciones, no a puerta cerrada como hace con algunos empresarios o con sus concejales de la mayoría, sino de cara a los ciudadanos, que piensa o a cargo de quien estará los 240 mil millones de pesos que le ha solicitado a sus amanuenses de vigencias futuras para ser ejecutados a sabiendas que su administración por lo improvisada que es no los ejecutará.
Su estilo señor Alcalde de considerarse víctima no le luce, o que está perseguido cuando usted se tiraba de hasta los puentes para defenderse en antaño de los “supuestos” perseguidores o traer zares de otras partes porque los de aquí son corruptos, indica que el problema suyo no es del corazón sino de la razón.
En su preclara administración y en un gesto desesperado por su pupilo a la Cámara de Representantes, están manejando el espacio público a su antojo en sociedad con el sindicato de vendedores ambulantes y estacionarios, de ahí, que las casetas públicas, propiedad del mobiliario urbano, pululen con propaganda política, lo cual en un gesto desprendido le informo para que el tiro no le salga por la culata como hasta ahora.
Las finanzas públicas del municipio no pueden seguir siendo administradas por la improvisación ni puede dejarse al azar, como le gusta a su secretario de hacienda, como tampoco a las debilidades, hablo técnicas, de su secretario de planeación y menos al ejercicio barato de la política de su secretario de gobierno, en estos tres pilares está el desorden y no en sus bolsillos, como usted dice y por ahora le creo.