El 1 de enero de 2001 asumió como alcalde de Ibagué Jorge Tulio Rodríguez. De su equipo de gobierno hicieron parte Carlos Edward Osorio (jefe jurídico del Municipio y secretario de Gobierno), Orlando Arciniegas Lagos (asesor jurídico personal y de despacho), Jesús María Botero (gerente del hospital San Francisco) y Luis H. Rodríguez (asesor jurídico del Ibal).
Con el direccionamiento financiero de Marío Rodríguez Díaz, hermano de Jorge Tulio, se consolidó una empresa política y económica con una ambiciosa proyección que hoy tiene a sus integrantes con un patrimonio económico bastante fortalecido y a Carlos Edward como Representante a la Cámara durante dos períodos y serio aspirante al Senado de la República.
Desde los primeros meses del Gobierno de Jorge Tulio los escándalos y malversación de recursos públicos fueron la noticia diaria nacional y regional. La Red de Veedurías ‘Revisar’ se convirtió en su mayor denunciante, hasta que las balas asesinas cegaron la vida de su conciencia jurídica: Félix Eduardo Martínez Ramírez.
Pese a la intimidación social y política producida por el crimen, las denuncias continuaron, y de no ser por la intervención dañina del Fiscal General Mario Iguarán y el abogado lobista Jaime Lombana, el alcalde no hubiera terminado su período.
A Luis H, las empresas contratistas del Ibal le pagaban hasta el teléfono. A Arciniegas y su esposa, les giraba mensualmente Interaseo S.A. como volqueteros. Mientras Mario hacía grandes negocios. De esa ‘ingeniosa’ gestión heredamos la gerencia perpetua del cuñado, Juan Ricardo Trujillo, en la empresa de aseo contratada por el municipio de Ibagué (Interaseo S.A.).
Terminado su nefasto mandato (diciembre de 2003), Jorge Tulio ufanado de ser dueño de 85 mil votos, se postuló a la Cámara de Representantes. Los tolimenses le pasaron cuenta de cobro, en una, dos, tres y cuatro postulaciones posteriores no solo a la Cámara sino a la Alcaldía.
Aterrizado por su pésima imagen y valor político, decidió llegar al Congreso en cuerpo ajeno. Y con el poder económico obtenido y la maquinaria política del municipio, dirigida en esa época por Jesús María Botero, lograron conseguir la anhelada curul.
Desde ahí, empezaron a tejer los hilos que los llevarían a ampliar su cobertura de maquinaria regional a nacional. Osorio nombró en el máximo cargo de su Unidad Técnica Legislativa a Jorge Tulio, y en pareja han construido una envidiable burocracia administrativa y judicial, gracias a su bien pensada ubicación en las Comisiones Primera Constitucional y de Investigación y Acusaciones de la Cámara.
La Alcaldía de Luis H. fue el bingo perfecto. Era el momento de dar el salto al Senado y buscar conservar la curul de Cámara con uno de sus amanuenses. Ahora, con la captura de dos de sus socios (Arciniegas y Luis H.), silentes y ausentes evaden la respuesta a la pregunta obligada que los tolimenses nos hacemos: ¿También caerán?