Saray Moreno es una de las muchas mujeres que son víctimas de abuso sexual en Colombia y que son revictimizadas por la justicia. Desde que fue abusada hace tres años, la víctima asegura que la Fiscalía no la ha escuchado ni le ha realizado pruebas que determinen que su versión es real. Actualmente, los victimarios se encuentran libres y ella vive en otra ciudad por las continuas amenazas que recibe.
Saray ha tenido que huir, esconderse y callar para salvar su vida. Afirma que no le han realizado una prueba psicológica para conocer las secuelas morales que quedaron desde que fue víctima de violación.
“Me avisaron el jueves de la semana pasada sobre la citación al juicio oral este martes. Yo actualmente vivo en otra ciudad y tuve que desplazarme y venir a la Fiscalía para revisar cómo iba el caso porque a mí no me han escuchado. Mientras tanto, mis victimarios se han encargado de hablar mal sobre mí y de culparme”, asegura.
Y es que mientras Saray se encuentra todavía pidiendo ayuda y esperando a que la escuchen, los presuntos violadores están libres: la justicia determinó que no había pruebas suficientes para declararlos culpables por el delito de acceso carnal violento.
Sin embargo, en el momento de la captura, a los victimarios se les encontraron estupefacientes listos para comercializar, pero un juez indicó que no representaban un peligro para la sociedad y que, por lo tanto, podían seguir libres mientras continuaba el caso.
Así pues, Saray se encuentra en este momento esperando que se aplace el juicio oral, ya que la Red de Mujeres le facilitó una abogada, pero esta no ha tenido el tiempo suficiente para revisar el caso y realizar una defensa adecuada. Esto, debido a que la Fiscalía no avisó con tiempo a Saray la fecha para este juicio.
“Yo ya no vivo en Ibagué, porque después de los hechos esta ciudad se volvió un escenario muy triste para mí. Además, recibo continuamente llamadas de una mujer que me amenaza y me insulta, me dice que si vuelvo me van a golpear o a quemar la cara”, agrega.
A pesar del miedo, Saray decidió regresar para enfrentar nuevamente a sus victimarios y espera que en algún momento la justicia actúe a su favor. “Me quedé callada mucho tiempo, sintiéndome culpable. Este es un proceso muy doloroso en el que la justicia revictimiza a las mujeres”, puntualiza.
Su objetivo es desmentir a los presuntos violadores, quienes han afirmado que fue ella quien accedió, se insinuó y hasta les compraba drogas.
“En esto también está en juego mi nombre. Ellos han dicho muchas cosas que no son ciertas sobre mí, por eso quiero que me escuchen, que sepan que no soy una drogadicta, que jamás me les insinué. Las personas que me conocen también pueden dar fe de eso”, concluye.