Santiago Salcedo, el primer estudiante invidente de periodismo de la UT

Santiago Salcedo ingresó a la Universidad del Tolima en el segundo semestre de 2012. Su limitación visual no ha sido obstáculo para hacer las actividades que más disfruta. Sin embargo, su gran dificultad es la falta de políticas inclusivas, no solo en la alma mater, sino en la ciudad. Todavía no ha perdido las ganas de realizarse como persona y profesional en medio de una sociedad individualista y poco tolerante con la diferencia.

Cuando era un niño, Santiago podía ver aunque le habían diagnosticado miopía extrema, motivo por el cual siempre llevaba sus gafas puestas. Fue en 1999, cuando tenía 13 años, que su diagnóstico cambió y le informaron a su familia que sufría la enfermedad de Coats, una patología que afecta los vasos sanguíneos de la retina. Finalmente, esta membrana se desprendió y Santiago perdió el 100 % de su visión en diciembre de ese año.

La vida sigue

Santiago copiaSantiago nació el 10 de agosto de 1986 en Espinal, Tolima. Un año más tarde fue sometido a una operación por la miopía extrema que le había sido diagnosticada, pero todavía los médicos no sospechaban de una enfermedad más grave y, por lo tanto, su tratamiento se limitaba a usar gafas de forma permanente. Sin embargo, a principio de 1999, una profesora del Colegio Nacional San Isidoro advirtió a la mamá de Santiago sobre su comportamiento en la clase de informática en la que se evidenciaba que no podía ver la pantalla del computador.

Luego de esa advertencia, y después de varias visitas a especialistas y juntas médicas en torno a su caso, Santiago fue sometido a una nueva operación que le prolongaría su visión por unos meses más y le evitaría derrames en su ojo. No obstante, los médicos no daban ninguna esperanza y su pronóstico era que más temprano que tarde Santiago quedaría ciego. Fue así como para diciembre de ese año, luego del desprendimiento de su retina, perdió totalmente la visión de ambos ojos.

Aunque su limitación le impidió que siguiera jugando con normalidad y que extrañara todas las cosas que antes veía, Santiago siguió siendo un estudiante destacado, como lo había sido hasta entonces. Encontró apoyo en su familia y amigos para que esta etapa fuera más soportable: “Yo era un niño y no me percaté de la gravedad del asunto. Además, seguía rodeado por mi familia y en el colegio los profesores hablaron con mis compañeros y nunca me discriminaron”, comenta.

Hacer siempre lo que se quiere

Después de graduarse en 2003 como bachiller, una tía suya le consiguió una beca en el Centro de Rehabilitación para Adultos Ciegos, Crac, en Bogotá. Allí aprendió durante un año destrezas que le permitirían mejorar el desarrollo de sus actividades diarias. Por ejemplo, el uso del bastón para movilizarse en su entorno, el Sistema Braille, la utilización de programas informáticos para manejar el computador o el celular, entre otras cosas necesarias en el desarrollo cotidiano.

Al finalizar esta experiencia y volver a El Espinal, Santiago se dedicó a una de sus pasiones: la música. Aprendió a tocar las congas y la batería de la mano de su hermano Felipe, quien ya tenía una banda con otros amigos. Finalmente, Santiago se hizo baterista de Utopía, una agrupación de rock, y junto a ellos viajó nuevamente a Bogotá en 2008, donde se radicó por tres años.

Un sueño llamado Comunicación Social – Periodismo

Santiago_3 copiaCuando la banda se disolvió y Santiago volvió a su pueblo natal, se enteró de que la Universidad del Tolima había abierto el pregrado de Comunicación Social – Periodismo. Desde sus años escolares se había sentido atraído por esta carrera, pero cuando finalizó sus estudios secundarios ninguna universidad pública en Bogotá o Ibagué la ofertaban. Pero esta emoción le duró poco, ya que se dio cuenta de que no había en el formulario de inscripción una opción para discapacitados.

No obstante, su primo Juan Carlos Rodríguez, gestionó con el director de programa la inscripción de Santiago: “Me tocó matricularme como estudiante regular, pero luego me asignaron un monitor para que me colaborara con los trabajos y las actividades que me tocaba realizar para cada materia”.

Sin políticas inclusivas

A pesar de la voluntad que ha mostrado la dirección del programa para con Santiago, las políticas de la Universidad se quedan cortas en cuanto al apoyo para su limitación visual. Por ejemplo, para cuando estaba en sexto semestre notó que un solo monitor no le era suficiente para la carga académica que tenía, por lo tanto pidió un segundo asistente que le fue negado. Luego de un derecho de petición y una tutela, la Universidad estuvo obligada a ceder a la petición de Santiago, que no es más que un derecho que él como estudiante en una condición especial debe tener.

“He puesto más de ocho derechos de petición en la Universidad por cuestiones como el monitor o el lazarillo. Actualmente estoy esperando que me den un cupo en residencias”, añade.  Y es que Santiago no ha dejado de ser el estudiante aplicado que siempre ha sido, prueba de esto es que ha estado becado casi todos los semestres de la carrera.

Sumado a esto, ni la ciudad ni sus habitantes hacen más fácil la vida de una persona con limitación visual: “Aquí me he dado cuenta de que la gente es muy indiferente, no sé si es que no les importa o no se dan cuenta, pero no tienen cuidado con el espacio por donde uno va transitando. También hay que tener en cuenta que el terreno de Ibagué es muy irregular, hay muchos huecos en las aceras y estas no están estandarizadas con las características que necesitamos para saber en dónde ubicarnos”.

Hay muchas metas por cumplir

Santiago invidente_1 copiaActualmente, Santiago y su primo Juan Carlos presentan una exposición fotográfica y sonora en la casa de la cultura de El Espinal llamada ‘Andar Imaginable’. En ella se proyectan 40 imágenes digitales y 10 impresas que, además, están acompañadas del sonido de cada uno de los ambientes en los que fueron tomadas las fotos. Esta exposición inclusiva permite que tanto las personas que cuentan con el sentido de la visión, como los que no, puedan disfrutar de los paisajes de la región.

El sueño de Santiago es ser dueño de una emisora comunitaria y cultural en la que se puedan dar a conocer situaciones de condiciones especiales: “El periodismo cultural en la radio no tiene por qué ser aburrido. Pero mi mensaje es que todas las personas somos diferentes, lo importante es que sepamos y aprendamos a tolerar las diferencias”.

Por: ADRIANA MARTIN

Foto: Hernando Bazurto

Fecha: miércoles - 13 abril - 2016