El ibaguereño Roger Eduardo Casas y su perro Lenox fueron parte de los voluntarios de la Cruz Roja que viajaron a Ecuador como grupo de apoyo para el rescate de sobrevivientes luego del terremoto del pasado 16 de abril. Casas lleva 1 año trabajando con la seccional de esta entidad en el Valle del Cauca y desde allí viajó con 72 rescatistas más al país vecino.
Lenox es un Labrador Retriever de tres años de edad que, desde los dos meses, empezó a ser adiestrado por Roger para detectar sobrevivientes debajo estructuras colapsadas. Sin embargo, debido al terremoto del pasado 16 de abril en el Ecuador, Roger y Lenox vivieron por primera vez, como equipo, una situación de desastre real. Esto Roger lo califica como la graduación de su perro como rescatista.
Los primeros dos años de vida de Lenox fueron en Ibagué, donde con las enseñanzas de Roger empezó a desarrollar sus habilidades como perro rescatista: “El entrenamiento se hace solo con juegos y progresivamente se va perfeccionando la técnica”.
No obstante, Lenox ya cuenta con su certificado de Acción Urgencia Internacional, AUI, otorgado por una organización francesa del mismo nombre. Pero allí no para su preparación, ya que el próximo mes Roger y Lenox buscarán diplomarse por la Organización Internacional del Perro de Rescate, IRO.
Una experiencia muy difícil
Ambos estuvieron la semana pasada en Pedernales -epicentro del terremoto-, Manta y Canoa. Allí ayudaron en el proceso de búsqueda de sobrevivientes en lugares donde, según las autoridades ecuatorianas y los grupos de rescatistas internacionales, podrían encontrarse personas vivas.
Según Roger, se trató de una experiencia muy difícil: “Hay una completa desolación, parecen pueblos fantasmas donde todo está devastado”. Además, las extenuantes horas de trabajo y el intenso calor fueron dos factores que ambos debieron sortear, motivo por el cual Lenox trabajaba en intervalos de 15 minutos.
Roger y Lenox hacen parte del programa de búsqueda y rescate en la especialidad de rescate con perros, lo que se denomina en la Cruz Roja como grupo KSAR. Pero la habilidad que ha desarrollado el canino es exclusivamente para otear, es decir, descubrir sobrevivientes en estructuras colapsadas.
Incondicionales
Para Roger, la relación con su perro “es de completa compenetración, ambos nos conocemos mucho, hay una compenetración fraternal entre los dos”, asegura. Asimismo, indica que durante su estadía en Ecuador el equipo de rescatistas internacionales felicitaba a Roger por el trabajo que hacia con Lenox, ya que el can seguía las órdenes y se notaba su destreza en los operativos de búsqueda.
Antes esto, Roger asegura que su perro sí hizo un buen trabajo, sobre todo si se tiene en cuenta que esta era su primera vez en una situación real. Por supuesto, ahora ambos seguirán entrenado y capacitándose para estar dispuestos ante cualquier eventualidad.