Guillermo Alfonso Jaramillo es un político terco, al que le apasiona resolver problemas en el sector público. Hace cuatro años llegó a la secretaría de Salud de Bogotá y encontró un verdadero ‘chicharrón’: la red de hospitales públicos quebrada por la corrupta administración del exalcalde Samuel Moreno Rojas, hoy detenido.
En menos de dos años, este médico cirujano pediátrico logró recuperar los hospitales del Distrito y, de paso, con sus denuncias, llevó a prisión a varios funcionarios públicos, entre ellos su antecesor Héctor Zambrano.
Ahora, como alcalde de Ibagué se propuso resolver el problema del agua y reorganizar la Empresa de Acueducto y Alcantarillado (IBAL), la misma que “saquearon” desde su fundación hace 17 años.
Durante un recorrido que hizo este miércoles por las bocatomas sobre los ríos Combeima y Coello Cocora, Guillermo Alfonso se comprometió a levantar una nueva empresa pública, rentable y eficiente, y se fijó como plazo dos años.
Eso sí, aclaró que este proyecto tendrá un costo de 130 mil millones de pesos -lo que costaron las obras inconclusas de los Juegos Nacionales- e insistió en que necesita del acompañamiento del Gobierno Nacional y la cooperación de los ciudadanos.
“A esto hay que ponerle la cara y el pecho, y yo estaré encima… vigilando cada proceso, cada decisión, sin horarios ni festivos porque Ibagué necesita una empresa de acueducto de verdad. Hoy tenemos un balde lleno de rotos, podemos tener toda la disponibilidad de agua como dice Cortolima, pero más de la mitad del recurso hídrico se pierde”, explicó. (Ver: Ibagué tiene agua suficiente para prestar el servicio de acueducto: Cortolima)
En este momento, el IBAL es una empresa que tiene una infraestructura obsoleta, desconoce por dónde van sus redes, hay fugas de agua en toda la ciudad, miles de usuarios se encuentran conectados de manera ilegal y administrativamente no tiene norte.
“Una empresa así no tiene futuro. Le digo esto: Manizales necesita 850 litros por segundo para abastecer a 100 mil suscriptores, y en Ibagué tenemos más de 1.500 litros por segundo para 127 mil usuarios y no alcanza, definitivamente esto iba muy mal”, afirmó Jaramillo a ELOLFATO.COM.
A la Fiscalía los que se conectan ilegalmente
Una de las primeras decisiones que anunció el Alcalde es denunciar ante la Fiscalía a todos los usuarios que están conectados de manera fraudulenta a la red de acueducto del IBAL, sin importar su condición social o su poder económico.
Históricamente en la empresa hubo cierta ‘protección’ a políticos, empresarios o distinguidas familias cercanas a los alcaldes de turno. Jaramillo advirtió que a él no le temblará la mano con los “poderosos de Ibagué”.
Micro y macromedición
Como cualquier empresa, se necesita control. El IBAL instalará nuevos equipos de medición en hogares, empresas e industrias, para que todos paguen por el agua que consumen. “Hemos identificado más de 9.000 hogares sin micromedición. Aquí todo el mundo ha buscado aprovecharse de la empresa, sin pensar el interés colectivo sino en el particular, y eso tiene que cambiar”, recalcó.
Declarar la calamidad pública
El próximo viernes convocará el comité local de emergencias para, muy probablemente, decretar la calamidad pública. Con esta medida, la administración buscaría recursos para reforzar la bocatoma sobre el río Combeima, que podría colapsar en cualquier momento.
Recordemos que la administración de Luis H. Rodríguez dejó perder 860 millones de pesos que asignó el Fondo de Adaptación del ministerio de Hacienda para reforzar precisamente la bocatoma, recursos que estuvieron disponibles desde el año 2013, como lo denunció este portal. (Ver: Por falta de gestión, IBAL pierde recursos para reforzar bocatoma del Combeima)
Diseñar un plan maestro
Desde 1978 Ibagué no actualiza su plan maestro de acueducto y alcantarillado. Por eso, la próxima semana se reunirá con el ministro de Vivienda, Luis Felipe Henao, para trazar un plan de acción para el IBAL, que tenga continuidad, y garantice la estabilidad de la empresa durante los próximos 50 años.
Un artículo que motivó a Jaramillo
En abril de 2015, ELOLFATO.COM publicó la historia del exalcalde de Manizales, Jorge Eduardo Rojas, un joven ingeniero civil, que tomó posesión del cargo en medio de la peor crisis que ha vivido la capital de Caldas, precisamente por falta de agua, y logró, al terminar su gobierno, resolver el gravísimo problema. (Ver: El segundo mejor alcalde de Colombia resolvió problema del agua en tres años)
Manizales estuvo 17 días sin el vital líquido, en octubre del año 2011, porque una avalancha arrasó con la tubería que conducía el agua desde la bocatoma hasta la ciudad.
Su gestión le mereció varios reconocimientos nacionales y siempre estuvo entre los mejores alcaldes del país, algo muy diferente a lo que pasó con el exmandatario ibaguereño.
El alcalde Jaramillo leyó ese artículo y dijo en ese entonces: “Lo que hizo ese muchacho en Manizales es lo que tenemos que hacer aquí. Si hay dedicación y transparencia, se puede sacar al IBAL adelante”.