Como una idea acertada, se promueve un referendo en defensa del agro, sector maltratado en extremo por todos los gobiernos desde 1990 y condenado a serlo para siempre, de acuerdo con los intereses de las trasnacionales y los intermediarios que ganan poniendo a perder a Colombia. Es más: los TLC y la Alianza del Pacífico, como camino al TPP que impone Estados Unidos, demuestran que las medidas tomadas en años anteriores a favor de algunos productos agrícolas contenían el truco de dividir al sector, generando entre algunos la ilusión de que a ellos no les llegaría la hora de ser víctimas del libre comercio.
Algo semejante se intenta con la Ley de las Zidres, diseñada, entre otros cálculos negativos, para engañar a los colombianos, metiéndoles el cuento de que los graves problemas del común de los agricultores y ganaderos se resolverán si se ultra favorece, y violando la Constitución contra los derechos del campesinado, a unos pocos muy poderosos y especialmente a los extranjeros.
Una historia ilustra las razones que sustentan este referendo modificatorio de la Constitución. La Corte Constitucional no encontró que violara la Carta de 1991 ni una sola frase incluida en las 1.531 páginas del TLC con Estados Unidos ni con los otros países –exceptuando una cláusula del nefasto tratado anti industrial con Corea–, con lo que quedó establecido que, constitucionalmente hablando, el sector agropecuario y toda la economía carecen de verdadera protección frente a los ataques contra el país, por desproporcionados que sean, de las potencias globalizadoras.
No es exagerado entonces afirmar que el sector agropecuario puede reducirse hasta la insignificancia –y ello está sucediendo– o incluso desaparecer, reemplazado por las importaciones amparadas por los TLC, ¡sin que ello viole la Constitución! ¡Y también sin violarla!, puede suceder que todas las tierras de Colombia pasen a manos de los extranjeros. Así es de deficiente la Constitución y de brutal el proceso de recolonización al que estamos siendo sometidos. ¿Cuánto se demorarán en decir que Simón Bolívar fue un imbécil por dirigir la independencia de España?
El referendo desarrolla una idea fácil de comprender y defender: Colombia debe tener relaciones de todo tipo con los demás países, pero los colombianos tenemos el derecho de lograr que dichas relaciones no nos impidan salir de la trampa del atraso y la pobreza.
El proyecto de referendo en defensa del agro, diseñado para que podamos votar y decidir al respecto, lo promueven o apoyan, entre otras organizaciones, Dignidad Agropecuaria, el Comité de Respaldo a la Agricultura Familiar, CIN-AF, Conalco, Anuc, Acción Comunal, UITA, Oxfam y las tres centrales de trabajadores –CUT, CGT y CTC–. Cómo luce de bien, y con tantas potencialidades, una convergencia de propietarios rurales y obreros agrícolas en defensa de la producción agropecuaria, el trabajo y la soberanía y la seguridad alimentaria.
Entre los objetivos del cambio de la Constitución están que pueda defenderse en serio la producción de los campesinos, los indígenas, las negritudes y los empresarios, que no puedan suscribirse tratados internacionales que la desquicien, se restablezcan los mecanismos de protección del mercado interno y se renegocien los TLC suscritos. También se establece que el gobierno tramite una ley que respalde de verdad la economía agrícola familiar y que constituya un banco público que brinde créditos suficientes, oportunos y baratos. Y le pone controles a la extranjerización de la tierra. Para conocer mejor el referendo y si se desea ayudar a recoger firmas de respaldo: http://referendoporelagro.com/.
Coletilla. No hay dos posiciones sobre el plebiscito. Hay tres. La del santismo: proceso de paz sí, gobierno de Santos sí; la del Centro Democrático: proceso de paz no; gobierno de Santos no; y la del Polo: proceso de paz sí, gobierno de Santos no. Si la pregunta fuera sobre si nos gusta el gobierno de Santos, los polistas votaríamos no. Pero lo que se pondrá en votación no es eso, sino si queremos desarmar, inmediatamente, a las Farc. Quien ponga en una balanza todas las críticas posibles a los acuerdos, frente a la inmensa ganancia que significa terminar con una lucha armada de medio siglo que nada bueno le produjo al país, le dará que debe votar por el sí (http://bit.ly/2aHIbE2).