Después de revisar la literatura para buscar los tratamientos más efectivos contra la leishmaniasis, científicos de la Universidad de Guyana (Francia) encontraron que existen alrededor de 291 especies botánicas pertenecientes a 83 familias que pueden resultar eficaces.
También analizaron las prácticas terapéuticas de las comunidades amazónicas e identificaron plantas activas que podrían integrarse a los tratamientos. El jobo, también conocido como yuplon (Spondias mombin), y el tabaco (Nicotiana tabacum) son algunas de las especies botánicas utilizadas en el Amazonas como remedios tradicionales para curar la leishmaniasis cutánea.
Recientemente la Universidad de Guyana inició vínculos de cooperación con la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) para indagar sobre los productos naturales y el conocimiento tradicional de las comunidades indígenas, con el propósito de encontrar alternativas para hacerle frente a diferentes enfermedades infecciosas.
Así lo explicó Guillaume Odonne, investigador del Centro Nacional para la Investigación Científica (Francia) y de la Universidad de Guyana, quien señaló que en las comunidades amazónicas, especialmente las situadas en Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia, la leishmaniasis es un problema de salud frecuente que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta alrededor de 12 millones de personas en el mundo.
El etnofarmacólogo Odonne ha trabajado en Perú y Surinam indagando sobre las farmacopías tradicionales para entender cómo percibe la gente esta enfermedad y cuáles son las plantas que utilizan para su curación.
De igual manera indagó sobre las recetas y creencias que rodean los tratamientos, y dedujo que el principal medio de administración del tratamiento es la aplicación directa de los remedios sobre la piel.
Según el experto, “la leishmaniasis, que afecta a todas las poblaciones amazónicas, fue encontrada en América del Sur antes de la llegada de los humanos, por lo que siempre ha estado contacto con ellos”.
Los signos de la enfermedad con fáciles de identificar y esta tiene tres formas clínicas: cutánea, que produce ulceras en la piel; mucocutánea, que afecta la mucosa de boca y nariz, y visceral, que se desarrolla en el bazo.
Aunque los síntomas son reconocidos, cada comunidad interpreta la causa de la enfermedad de forma diferente. Por ejemplo, para la comunidad yanesha (Perú) se trata de un espíritu invisible; para los chayahuitas son insectos que transmiten veneno, y los émberas (Chocó) consideran que aparece por trasgresiones sociales.
Contra la malaria
En el Departamento de Farmacia de la U.N. también se han realizado investigaciones con la biodiversidad de la Amazonia, entre las que se destaca el hallazgo de un té de hierbas con hojas de la planta Quassia amara que presentó una excelente actividad antipalúdica (para prevenir y tratar la malaria) tanto in vitro como in vivo.
Según explica Giovanny Garavito, docente del Departamento de Farmacia de la U.N., las comunidades indígenas están dentro del sistema de salud colombiano, pero se debe cuestionar si este es adecuado para su contexto.
“El sistema de salud desconoce la medicina tradicional que ellos han trabajado por generaciones y los obliga a usar medicamentos convencionales, pero muchas veces no tienen acceso a estos”, comenta.
Los investigadores de la U.N. y la Universidad de Guyana esperan concentrar esfuerzos en indagar sobre el uso de las plantas en la Amazonia colombiana, cuáles son las que más funcionan y cuáles no, de manera que los clínicos locales puedan brindar tratamientos adecuados sin dejar a un lado el contexto cultural.
Para el docente Garavito, “debemos cambiar la dinámica de investigación y trabajar sobre productos naturales que lleguen a menor costo a las poblaciones. El foco no debe ser desarrollar algo para protegerlo intelectualmente con una patente, porque no podemos sacar plantas del contexto de las comunidades, volverlas medicamentos y cobrarlos muy costosos. No tiene sentido”.
Estas investigaciones se presentaron durante el Simposio “Las enfermedades infecciosas: retos del siglo XXI”, que se realiza como parte de las actividades programadas para el año cruzado Colombia-Francia y la celebración del Sesquicentenario de la U.N.
*Tomado de: Agencia de noticias Universidad Nacional de Colombia