Crisis hipertensivas, accidentes cerebrovasculares o infartos del miocardio, junto con comas hiperosmolares y crisis de hipoglicemia estuvieron entre los casos evaluados en la investigación desarrollada por el médico Luis Alfonso Laverde (estudiante de la Maestría en Farmacología de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) y el profesor José Julián López, director del Centro de Información de Medicamentos de la Institución.
Pese a que la mayoría de las personas evaluadas habitaban en zonas apartadas de los cascos urbanos, el profesor López ha observado que en hospitales como el de La Samaritana –lugar de referencia para personas que vienen del área rural de Cundinamarca–, la situación no es muy distinta a la que se registra en las regiones, aunque sería muy probable encontrar diferencias más drásticas respecto a la magnitud en clínicas privadas.
“Si se hiciera esta misma investigación en la Fundación Santa Fe es muy probable que aunque las causas fueran las mismas, el número de pacientes fuera mucho menor, correspondiente a un 3 % versus el 10 % al que equivale la muestra del estudio realizado”, precisa el docente.
Otro de los indicadores que se encontró corresponde a un 24 % de las personas hipertensas que después de sentirse mejor decidieron interrumpir el tratamiento, de tal manera que al término de un par de semanas presentaban crisis intempestivas.
Puesto que los servicios de salud no suelen atender con la misma eficiencia a personas que habitan en zonas rurales, muchos de los pacientes no encontraban los medicamentos en los centros de salud más próximos a sus veredas.
Ejemplo de ello es que para el caso de la insulina, como debe refrigerarse, en muchas ocasiones resulta imposible mantener la estabilidad por falta de neveras o debido a que el fluido de energía carece de una regularidad constante.
A los anteriores factores se añade el cambio de presentación en el medicamento que se suele suministrar a un paciente, puesto que si bien los farmacéuticos están en la obligación de informar al paciente sobre el hecho de que esta circunstancia no va a alterar la función del producto, sí se observa que este puede ser un aspecto determinante para que se descontinúe su uso.
Cada vez que un paciente se acerca a un servicio de urgencias lo hace porque hay una descompensación en enfermedades de tipo crónico –enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Epoc), hipertensión arterial y diabetes mellitus–, producto de no llevar un tipo de tratamiento adecuado y desatención a la hora de consumir los medicamentos.
Por razones que no se han logrado determinar, aunque tanto hombre como mujeres tienen igual posibilidad de registrar este tipo de complicaciones, el número de pacientes que usa el servicio de urgencias es de un 60 % para el caso de las mujeres.
La investigación fue merecedora del primer premio a trabajos académicos presentada en el marco del XIV Encuentro Internacional de Experiencias en Farmacovigilancia.
Tomado de http://agenciadenoticias.unal.edu.co