Mayra Salinas es abogada, tiene una maestría en derecho privado, estudió inglés en Londres y tenía una promisoria carrera en una firma de abogados en Bogotá, pero decidió dejarlo todo y regresar a Ibagué.
Ella hace parte de esa generación de ibaguereños que creció en una ciudad sin oportunidades laborales, donde la única opción para escapar de las ‘garras’ del desempleo es irse a Bogotá.
Pero Mayra, como muchos otros jóvenes que han regresado de la capital del país, quiere transformar esa realidad y contribuir al desarrollo que los políticos no han podido -o querido- hacer.
“Nosotros los jóvenes debemos ser parte de la solución y por eso decidí regresar, monté un negocio del que me enamoré cuando viví en Londres, y hoy generamos entre cuatro y ocho empleos”, dice.
Ella y su hermano Édgar son los propietarios de London House, el primer pub que se abrió en Ibagué, ubicado en la carrera Sexta con calle 46.
Su inauguración fue en mayo de 2014 y hoy es un sitio de encuentro de jóvenes, padres y hasta abuelos que buscan un lugar distinto -sin reguetón ni vallenato- para conversar, ver un partido de fútbol o simplemente para terminar la jornada departiendo con los amigos.
London House trajo algo de la cultura inglesa a Ibagué y abrió las posibilidades de disfrutar de las mejores cervezas del mundo en un mismo lugar.
“Creo que era necesario mostrar cosas distintas en Ibagué, no solo para nosotros sino también pensando en los turistas. Tenemos más 20 tipos de cervezas de Alemania, Bélgica, Italia, Rusia y del Reino Unido”, cuenta.
Por eso entre sus clientes hay muchos extranjeros y ella quiere aprovechar eso para fomentar una segunda lengua en la ciudad.
“He buscado que los profesores extranjeros, que enseñan inglés en Ibagué, vengan y promovamos espacios de conversación con los estudiantes y con todos los que quieran aprender. Debemos abrirnos al mundo”, afirma.
Visita sorpresa
Aquí suenan Queen, The Beatles, bandas de rock de los 80 y pop, y está tan bien referenciado que un día de agosto llegó nada más y nada menos que el británico Grant Harries, el presidente de Bavaria, quien asistía a un torneo de golf en el Club Campestre de Ibagué.
“Mi hermano y yo no lo podíamos creer. Ese día estuvieron casi cuatro horas. Y lo mejor, es que al día siguiente regresaron. Para mí es un momento inolvidable. Eso es justamente lo que queremos, que Ibagué tenga sitios distintos para quienes vienen de afuera”, insiste emocionada.
Sueños de cambio
Mayra cree que en Ibagué están pasado cosas buenas. La empresa privada está dinamizando la economía y los jóvenes tienen un importante reto: crear cosas nuevas.
“No podemos seguir pensando en buscar trabajo en la Alcaldía o en la Gobernación, y estar detrás de un político para que les dé un contrato de un millón 800 mil pesos. Eso es triste”, sostiene.
Ella es una convencida que la ciudad pueden cambiar, que puede ser más atractiva, más organizada, más culta y respetuosa, pero para lograrlo, las nuevas generaciones tienen que atreverse a soñar con una Ibagué distinta a la que nos dejaron los políticos de siempre.