Aunque se sabe que el maltrato emocional o psicológico es el más prevalente en niños, también es el más difícil de diagnosticar por la ausencia de síntomas físicos que puedan documentarse.
Así lo afirmó la doctora Resmiye Oral, subespecialista en maltrato infantil y profesora de la Universidad de Iowa (Estados Unidos), invitada al Seminario Internacional sobre Abuso Infantil que se llevó a cabo en la Universidad Nacional de Colombia (U.N.).
“Existen muchas formas de causar abuso emocional, como la ausencia de supervisión, la humillación y el cuidado inadecuado, entre otros. Incluso todos los casos de violencia física o abuso sexual también incluyen maltrato emocional”, agrega la pediatra Oral.
Según cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, durante 2015 se registraron en Colombia 10.435 casos de violencia contra niños y adolescentes. En Canadá y Estados Unidos una de cada cuatro niñas y uno de cada siete niños son víctimas de abuso antes de los 18 años.
En los países en desarrollo, el maltrato y la negligencia emocional –que se refiere al fracaso de los padres para responder a las necesidades emocionales del niño– aún no son bien reconocidos y tenidos en cuenta en los diagnósticos, por lo que es preferible empezar el trabajo detectando del abuso infantil a partir del maltrato físico.
“Las lesiones de maltrato físico no se pueden negar, pues es más fácil diagnosticar una factura o un golpe. Incluso en los casos en que los padres aseguran que los niños tuvieron un accidente, con una evaluación clínica es posible determinar cuándo se trata de casos de violencia”, agrega la doctora Oral.
Sin embargo, para avanzar en la atención del maltrato emocional, los países deben fortalecer sus sistemas de protección y crear bases de datos adicionales para determinar la magnitud y severidad de la situación en cada uno de ellos.
Atención desarticulada
Por su parte, el doctor Miguel Barrios Acosta, docente de la Facultad de Medicina de la U.N., explica que para abordar de forma integral el maltrato infantil se requiere la participación de varias disciplinas y sectores que incluyen a los actores de protección, salud, justicia y educación.
No obstante –agrega el doctor Barrios–, en Colombia no se lleva a cabo este trabajo conjunto; por ejemplo en los casos de abuso sexual existe una ruptura entre la atención de los sistemas de protección y la que se brinda en salud.
En gran medida, las necesidades de atención de estos niños tienen que ver con la salud mental y las intervenciones psicoterapéuticas. Desde el punto de vista del funcionamiento del sistema, estos procesos estarían a cargo del sector salud, aunque actualmente el sistema de protección es el que brinda esta atención a los niños y adolescentes víctimas de violencia sexual.
Según el docente Barrios, “este es un indicador que muestra cómo nuestro sistema de salud funciona de forma desarticulada. Y también es evidente la desarticulación entre el sector de la justicia, incluyendo medicina legal, sector educativo, etc.”.
Por eso, uno de los objetivos del Seminario –que forma parte de las celebraciones del Sesquicentenario de la U.N.– es capacitar a los médicos, trabajadores sociales, psicólogos, enfermeras, estudiantes y miembros de los equipos de protección infantil de los hospitales, entre otros, para que puedan hacer un diagnóstico apropiado de los casos de abuso infantil que incluya el esquema de trabajo para reportarlos adecuadamente y dar una respuesta oportuna.
“A partir de un trabajo sólido en los hospitales, se debe dar una respuesta integrada ante los casos de maltrato, que incluya tanto los sectores de justicia, protección y educación, como a quienes toman decisiones, para eliminar y rechazar cualquier tipo de abuso”, concluye la doctora Oral.
Tomado de: http://agenciadenoticias.unal.edu.co