Rubiela Castro tenía 30 años cuando quedó viuda. Ese día, cuando su esposo sufrió aquel accidente, cargaba en sus brazos a su hijo de cuatro años y en su vientre al futuro integrante de la familia de apenas dos meses de gestación que ya nunca conocería a su padre.
En el pasado, Rubiela ya había sentido el vacío de perder, no a uno, sino a varios seres queridos, cinco años antes sus padres habían muerto de manera casi simultánea y tres años después de esa muerte, cuando pensaba que la vida no podía arrebatarle más, tuvo un aborto natural de su primer hijo.
La vida le ha puesto un reto tras otro y ella nunca ha sentido miedo. Hoy, Rubiela es todo un ejemplo de superación personal. Una madre cabeza de familia con 47 años que se multiplica entre un trabajo y otro para poder brindarle una estabilidad económica a su familia.
Fueron esas ganas de superarse la que la llevaron a conocer el proyecto Creando Ando de Enertolima y a convertirse en una de las mujeres líderes de la Asociación de Madres Emprendedoras e Innovadoras del Tolima – ASOMEIT.
“Mi área son las ventas, soy mercaderista de la Universidad de Ibagué pero, para estar más cerca de mis hijos, puse una miscelánea en mi casa, la administración del negocio la combinaba con las capacitaciones del SENA de Frutas y hortalizas”, comenta Rubiela.
Rubiela ha ocupado una lista casi interminable de cargos en empresas y organizaciones. Siempre se levanta a las 5:00 de la mañana para preparar el desayuno de sus hijos, arreglar la casa y dejar listo el almuerzo. Para las 10:00 de la mañana todo queda en orden, trata de que su carrera profesional no interfiera con el rol de madre-padre que lleva.
Es así como superar todos estos desafíos la motivaron a liderar un grupo de nueve mujeres emprendedoras que producen y comercializan artesanías, cuadros y anchetas utilizando el llamado arte caulinar, un método innovador aplicado por un número reducido de personas en el país.
“Al finalizar el programa Creando Ando de Enertolima iniciamos una micro empresa a principios de octubre con nueve compañeras, todas madres cabeza de hogar, y abrimos nuestro negocio en el barrio Modelia en la casa de una de las integrantes”, expresa.
El arte de la hoja caulinar
La hoja caulinar es aquella que se encuentra alrededor de la guadua cuando crece. Es una hoja resistente usada comúnmente como maleza o abono para otras plantas, pero que para este grupo de mujeres innovadoras se ha convertido en la materia prima de sus artesanías.
“La parte más difícil es la recolección de la hoja, hace poco tuvimos que subir hasta una colina para poder recolectarla. Fuimos muy bien equipadas: con botas, guantes y hasta palos; porque estas hojas son los lugares preferidos de serpientes, y los palos nos ayudan a avisar nuestra presencia”, explica ella.
Luego de recolectar la mayor cantidad de hojas caulinares el paso a seguir es seleccionar las mejores y retirar la pelusa que la hoja.
Realizado esto, cada una de las nueve mujeres corta en pequeños trozos las hojas y las pintan para variar en los diseños; después de pintadas las hojas, se dejan al sol para una mejor textura y finalmente son adheridas, con un pegante especial a la madera prensada de los portarretratos o cuadros, formando pequeños rompecabezas de diferentes figuras: cuadros de flores, mariposas, paisajes, montañas, se han realizado con esta hoja. Un arte donde la imaginación no tiene límite.
Ha sido tal el éxito de esta idea que de un mes de haber iniciado la producción tienen ya la venta asegurada de 1600 cuadros y 160 anchetas para los souvenirs de Enertolima.
“Me motiva estar trabajando con mujeres emprendedoras. Por eso mi mensaje para aquellas madres cabeza de hogar es que se entreguen a Dios, él es nuestro padre y compañero y quien nos da la fortaleza para seguir adelante, no necesitamos a un hombre para lograr nuestros sueños, solas podemos ser madre, padre y profesionales”, dice Rubiela.
“Nuestra idea es seguir innovando, seguir creciendo para expandir nuestro negocio. Por eso estoy aprendiendo, francés y alemán, porque mis metas trascienden las fronteras”, concluye.