El alcalde saliente de Ibagué, Luis H. Rodríguez, presentó el último balance de su gobierno y volvió a sorprender con sus afirmaciones alejadas de la realidad e invocó en repetidas ocasiones el nombre de Dios para mostrar transparencia en sus actos.
A la rendición de cuentas, que se llevó a cabo en un salón del hotel Casa Morales, asistieron funcionarios, contratistas, líderes y adultos mayores (beneficiados con programas oficiales) que lo aplaudieron una y otra vez.
Dejo la mejor infraestructura deportiva de la historia
Pero tal vez la afirmación más alejada de la realidad fue cuando dijo que él que le dejó a la ciudad la mejor infraestructura de la historia.
Luis H. destacó que entregó contratos por $150 mil millones, pero no aclaró que apenas pudo remodelar una piscina olímpica, el estadio Manuel Murillo Toro y el viejo coliseo de la calle 42.
El resto de los escenarios contratados no se construyeron y en el Parque Deportivos, por ejemplo, las obras no llegaron ni al 20%. Ahora, el próximo alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo tendrá que sancionar a los contratistas y liquidar los contratos, y evitar así que la ciudad se quede con ‘el elefante blanco más grande de su historia’.
Víctima de la oposición
Rodríguez reiteró que su gestión fue buena, que las obras de recuperación de la malla vial no tienen antecedentes, que los indicadores en educación y salud son positivos, pero que la ciudadanía no se lo reconoce porque fue víctima de una persecución política y personal.
“Ahora me preguntaban (…) -¿qué nos faltó?- y respondía: Tal vez que mis críticos, que la oposición fuesen objetivos, serios y responsables. Hubo un asunto más político y personal, que un asunto de gobierno y administración. Pero repito, las obras, las estadísticas hablan por nosotros y la ciudad hoy es una gran ciudad, de una gran prosperidad”, dijo el alcalde saliente.
Pero esa fue otra de las mentiras de su discurso. Luis H. Rodríguez fue un alcalde que no tuvo oposición política. Gobernó cuatro años con un Concejo Municipal de ‘bolsillo’ que le aprobó cuanto crédito solicitó, que le dio el visto bueno a proyectos ilegales como el de las fotomultas y los pocos debates de control político fueron estériles. La mayoría de concejales disfrutaron de las ‘miles’ de la burocracia y los contratos oficiales, y así compraron su independencia.
Lo mismo ocurrió con gran parte de los medios locales. Luis H. invirtió alrededor de $3.000 millones en publicidad y con eso quiso ‘neutralizar’ la crítica. Hubo emisoras regionales que criticaron severamente la gestión del alcalde, durante casi la mitad del gobierno, pero su línea editorial cambió a medida que iban saliendo los contratos en las diferentes secretarías.
“Te pido disculpas a ti Dios y a todos si fallé”
En un momento de la intervención, Luis H. le presentó disculpas a Dios y a los ciudadanos que se sienten defraudados con su gestión. Pero lo hizo muy ceñido al libreto, y su mensaje no fue tan convincente.
“Te pido disculpas a ti Dios, y a todos si fallé, si no cumplí, si te defraudé, si no cumplí con las expectativas que esperabas; pero créanme que todo lo que yo hice lo hice con amor, con entusiasmo, con seriedad y con responsabilidad”, expresó.
Admitió que algunas cosas no salieron bien “porque se salieron de mis manos, por el tiempo, por la irresponsabilidad de algunos contratistas, por las dificultades propias de la gestión que tiene un funcionario público”.