Así lo advierte el profesor Andrés Faiña, del Laboratorio de Robótica, Evolución y Arte del Departamento de Ciencia Computacional de la IT University of Copenhagen, invitado al Congreso Internacional en Aplicaciones de la Inteligencia Artificial que se realiza en la Universidad Nacional de Colombia (U.N.).
“Todavía debemos avanzar en garantizar que los robots sean capaces de realizar sus funciones de manera fiable, puesto que al cabo de un tiempo siempre hay algo que falla o que estos no pueden resolver de manera autónoma”, explica el docente.
Aunque los robots puedan aprender tareas en simulación, la realidad es que al pasar al mundo físico se deben hacer ajustes, porque en muy raras ocasiones se cumplen las expectativas y la simulación no es capaz de modelar correctamente la realidad, en especial en sistemas dinámicos.
Otra de las dificultades más frecuentes a las que se enfrentan los desarrolladores de esta tecnología es hacer que los robots puedan llevar a cabo procesos de aprendizaje continuos, puesto que en muchas ocasiones sus habilidades suelen limitarse a un tipo de tarea específica y cuando aprenden una nueva olvidan la anterior.
Si bien resulta aventurado hacer predicciones sobre lo que podría ocurrir en el futuro, el profesor Faiña considera que las personas cuentan con la ventaja de ser mucho más flexibles y dinámicas, por lo que reemplazarlas por máquinas acarrearía un costo económico adicional.
“Aunque la tarea pueda ser realizada por un robot, muchas veces se requiere de grandes inversiones de capital y horas de desarrollo para contar con una innovación que funcione en forma adecuada”, precisa el docente, quien considera que eventualmente se producirá un cambio progresivo en aquellas tareas que resulten más rutinarias y monótonas.
Optimizar procesos y labores
El hecho de que se deban hacer permanentes ajustes y una constante labor investigativa para poder avanzar, no significa que no se tengan algunos resultados notables, como el desarrollo de robots equipados con ruedas u orugas capaces de limpiar grandes superficies en los cascos de los barcos, junto con otros equipos comúnmente empleados en labores domésticas.
En el caso de la IT University of Copenhagen, se trabaja en el desarrollo de robots capaces de mover líquidos en labores de pipeteado, los cuales serán muy útiles para la actividad investigativa en laboratorios.
Se trata de un giro significativo respecto a los objetivos y maneras de hacer las cosas, pues aunque las grandes compañías se concentran en el diseño de robots complejos para automatizar el flujo de trabajo de grandes farmacéuticas, las investigaciones más pequeñas requieren de robos flexibles y fáciles de programar.
Otro ejemplo de este proceso es la investigación desarrollada en forma conjunta por la University of Copenhagen y la U.N. sobre robots modulares o dispositivos autónomos tan simples que a pesar de que no podrían desarrollar ninguna tarea en forma autónoma, están en capacidad de acoplarse y desacoplarse para ejecutar algunas acciones complejas, además de adaptarse a distintos requerimientos.
“Es una investigación básica pero que les permite a estos sistemas realizar acciones asociadas con tomar algunos objetos y moverse en distintos tipos de entorno, a partir de un sistema de información sensorial en el que cada uno de los módulos es autónomo”, precisa el docente.
Puesto que al cambiar la forma de acoplarse el robot tiene que usar la información de otro módulo, el desarrollo del sistema plantea el desafío de programarlo para que la información le permita moverse a partir de redes neuronales o pequeñas conexiones que funcionan de forma análoga al cerebro, con el fin de hacer llegar la información a los distintos nodos que conforman la red y producir movimientos coordinados para que el robot pueda realizar su tarea.
Fuente: Unimedios.