No todos en Planadas respaldan el acuerdo de paz alcanzado entre el Gobierno y la guerrilla de las Farc. Se podría decir que, distinto a lo que muestran las encuestas en el resto del país, el Sí y el No en esta población están muy parejos.
Los recuerdos del terrorismo, los secuestros, las extorsiones y los asesinatos cometidos por esta organización ilegal están aún frescos en la memoria de muchos planadunos.
Por eso, algunos revelan sin reserva que votarán por el No en el plebiscito del próximo 2 de octubre mientras que otros, un poco más cautelosos, se abstienen de decirlo públicamente.
“Esa gente hizo todo el daño que pudo y ahora los van a premiar. ¿Y nosotros qué? No tenemos una sede del SENA en Planadas, no tenemos una sede de la Universidad del Tolima, no tenemos escenarios deportivos ni escuelas de formación, no tenemos programas estatales duraderos sino ayuditas temporales que de muy poco sirven. Y no tenemos espacios de entretenimiento sano, solo cantinas y borrachos”, expresó un joven de 21 años, quien por obvias razones pidió mantener su nombre en reserva.
Y ese planteamiento lo repitieron una y otra vez, a lo largo del recorrido de dos días que hizo el equipo de ELOFATO.COM en Planadas y en el corregimiento de Gaitania (foto: vía a Gaitania), ubicado a 40 minutos del casco urbano, en donde nacieron las Farc hace medio siglo.
Los jóvenes, los adultos y los ancianos que anticipan su rechazo a las negociaciones de paz sostienen que no creen en la buena voluntad de esa organización ilegal y están convencidos de que un número importante de guerrilleros continuarán delinquiendo.
“Claro que muchos muchachos se desmovilizarán, muchos regresarán con sus familias que viven aquí, pero hay otros que seguirán extorsionando porque no saben hacer otra cosa. Uno escucha que ellos podrían volverse del ELN o crear una banda criminal. Mire esto: solo en el corregimiento de Bilbao se dice que mensualmente consiguen hasta $500 millones por las vacunas. Vacunan a los comerciantes, a los agricultores y hasta los vendedores de cerveza: por cada botella cobran $100. ¿Usted cree que van a soltar ese negocio?”, se preguntó un funcionario público que conversó con los reporteros de este portal.
La desmovilización de las Farc no es para ellos prenda de garantía de que la tranquilidad se mantendrá en Planadas una vez concluya el proceso, de resultar triunfador el Sí el próximo 2 de octubre.
Los planadunos, que conocen muy bien qué es el abandono estatal, temen que el Gobierno Nacional y la fuerza pública los dejen en manos de las nuevas organizaciones criminales que quieran ocupar el espacio que dejan las Farc.
“Aquí siguen existiendo paramilitares. Siguen persiguiendo a algunas familias de Gaitania y Planadas, a las que acusan de guerrilleros. Ellos nunca se fueron. Y cuando regresen los jóvenes que estuvieron en la guerrilla muy seguramente los van a buscar”, afirmó otra de las fuentes consultadas.
Si bien los fusiles de las Farc y el Ejército están silenciados, y eso tiene optimista a un amplio sector de los habitantes de Planadas, quienes piensan votar por el No lo harán convencidos -y no hay pedagogía oficial que los haga cambiar de parecer- porque aprendieron que ni el Estado ni la guerrilla se puede confiar.