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“Él es un hombre bueno. Todos tenemos derecho de cambiar”. Esa fue la respuesta con la que Luis H. Rodríguez defendió ante sus amigos, secretarios de despacho, dirigentes políticos y empresarios del Tolima su fe ciega en Orlando Arciniegas Lagos, el capturado exasesor de la Alcaldía de Ibagué, sindicado de ser el ‘cerebro’ de la defraudación de los Juegos Deportivos Nacionales de 2015. (Ver: Cayó Orlando Arciniegas, cerebro de los Juegos Deportivos Nacionales)
Muchas fueron las recomendaciones y advertencias que le hicieron al exalcalde Rodríguez sobre el prontuario de Arciniegas y sus prácticas indelicadas tanto en el sector público y privado, pero de nada sirvieron. Por el contrario, a esos consejos Luis H. respondió entregándole más y más poder al detenido abogado.
Hoy, 22 meses después concluida su oscura administración, es muy probable que Luis H. Rodríguez tenga nuevamente que responder la pregunta que todos en Ibagué se hicieron: ¿Por qué confiaba tanto en Orlando Arciniegas?
Pero esta vez la respuesta tendrá que dársela a los fiscales que investigan el caso de corrupción administrativa más grande de la historia de Ibagué. Y tendrá que ser un poco más convincente y sustentada.
Primer paso de fe de Luis H.
Cuando empezó la defraudación de los Juegos Deportivos Nacionales, en el año 2013, Orlando Arciniegas Lagos se desempeñaba como asesor externo de la Secretaría de Hacienda de Ibagué.
Según el contrato 0327 de ese año, (Ver contrato) la tarea de Arciniegas era la de brindar “acompañamiento contable, tributario, financiero y jurídico” a la Secretaría de Hacienda, pero -de repente- el exalcalde Luis H. Rodríguez decidió de manera “verbal” encargarlo del proceso precontractual y contractual de los estudios y diseños de los escenarios que necesitaba la ciudad para el certamen deportivo.
Ese fue el principio del saqueo. Luego ocurrió lo que el país ya conoce gracias a las investigaciones de la Fiscalía General de la Nación. Arciniegas buscó a Wilmer Manchola Cano -uno de sus testaferros-, quien a su vez contactó Luis Rodrigo Uribe, exrepresentante legal de Typsa. Los tres acomodaron el proceso contractual para que la compañía española se quedara con el contrato de $11.500 millones, eso sí, a cambio de la millonaria coima. (Ver: Las demoledoras pruebas de la Fiscalía en contra de Typsa y Arciniegas)
Ante este hecho, la pregunta que tendrá que entregar Luis H. Rodríguez es: ¿Por qué no delegó ese proceso en la Secretaría de Infraestura y en las oficinas Jurídica y de Contratación de la Alcaldía de Ibagué? ¿Por qué le entregó esa responsabilidad a un contratista que estaba vinculado a la Secretaría de Hacienda para otras actividades muy distintas?
Y tal vez lo más grave. ¿Por qué desatendió el informe que presentó la Secretaría de Infraestructura en el que demostraba que los famosos estudios y diseños no costaban $11.500 millones sino $6.000 millones?, como se lo dijeron sus exfuncionarios a la Fiscalía. (Ver: Unidad Anticorrupción de la Fiscalía llegó a Ibagué tras la pista de los contratos de los Juegos Nacionales)
Segundo paso de fe de Luis H.
Un año más tarde se repitió la misma historia. En 2014, Arciniegas fue nuevamente contratado por la Secretaría de Hacienda “para prestar asesoría jurídica en asuntos administrativos y de apoyo a las competencias municipales en los diferentes procesos que adelanta la administración municipal (sic)”, pero terminó manejando todo el proceso de precontractual y contractual de los Juegos Deportivos Nacionales. (Ver contrato)
Pero no solo eso. Él era el vocero autorizado del gobierno local para defender todas las actuaciones ante Coldeportes, Presidencia de la República, Cortolima, la Curaduría urbana número Dos, Procuraduría General de la Nación y hasta en los medios de comunicación. Y lo hizo, buena parte del tiempo, sin estar contratado para ello.
Revisando el portal de contratación del Estado (Secop), las licitaciones por más de $110 mil millones para la construcción y remodelación de la Unidad Deportiva de la calle 42 y el Parque Deportivo se publicaron desde la última semana de diciembre del año 2014 y el contrato del polémico abogado Orlando Arciniegas Lagos se suscribió solo hasta el 16 de enero, y el acta de inicio se firmó el 19 de enero de 2015. (Ver: Arciniegas no tenía contrato con el Imdri cuando montó las licitaciones de los Juegos Deportivos Nacionales)
En la práctica, para ese entonces Arciniegas era un particular que tuvo acceso a información privilegiada y terminó montando los millonarios contratos desde la pequeña caseta donde funcionaba el Imdri, un pequeño instituto que para la época simplemente apoyaba las ligas deportivas y organizaba la ciclovía.
Una vez más, Luis H. Rodríguez ignoró -no se sabe por qué- a las secretaría de Infraestructura y a las oficinas Jurídica y de Contratación de la Alcaldía de Ibagué, y trasladó todos los recursos al Imdri en donde Arciniegas fue ‘amo y señor’.
Incluso, la misma Procuraduría General de la Nación le advirtió en ese momento al exalcalde Rodríguez que Imdri no era una entidad idónea para liderar un proyecto de ese tamaño.
«En cumplimiento de los principios que rigen la contratación, en especial el de planeación y responsabilidad, se debía tener en cuenta la magnitud de los contratos a celebrar y la idoneidad del IMDRI para hacer las veces de entidad contratante, cuando su capacidad operativa y administrativa es notoriamente más limitada que la de la Administración Municipal«, le dijo el Ministerio Público a Luis H. pero él ya se había jugado el todo por el todo con su asesor Arciniegas. (Ver: Recomendación de la Procuraduría)
Tercer paso de fe de Luis H.
Coldeportes le pidió al exalcalde que hiciera una licitación por cada escenario que se construyera o remodelara.
La recomendación tenía dos propósitos. Uno, era que existieran múltiples frentes de obra y un responsable por cada proyecto. Así cada contratista se concentraría en sacar adelante su escenario. Y dos, para que existiera mayor transparencia y pluraridad de oferentes.
Pero Luis H., en su fe ciega en los conceptos del oscuro abogado, hizo todo lo contrario. Estructuró dos licitaciones, una por cada complejo deportivo, a las que se presentaron un solo oferente.
Ambos ganadores fueron uniones temporales conformadas por firmas colombianas, no tan conocidas en el mercado nacional, que terminaron asociadas con dos poderosas firmas españolas Grupo Ortiz y Grupo Vera.
Nadie supo por qué estas megacompañías europeas terminaron unidas a contratistas colombianos si ellas aportaron toda la experiencia y la capacidad financiera. Sencillamente pudieron ganarse las licitaciones sin la participación de estos terceros.
¿Qué interés tenían Luis H. y Orlando Arciniegas en montar solo dos licitaciones?
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¿Licitaciones amarradas?
Los dos contratos que adjudicó Arciniegas para la construcción y remodelación de los escenarios de la calle 42 y el Parque Deportivo han tenido siempre un manto duda.
Pero todo comenzó a despejarse en marzo de este año, cuando en una audiencia de conciliación entre la Alcaldía de Ibagué y el la Unión Temporal Parque Deportivo, el español Juan Ramón Hernández (Foto: camisa roja a cuadros), funcionario del Grupo Vera, aseguró que a ellos los trajo a Ibagué Jorge Alexander Pérez, más conocido como ‘El chatarrero’, representante legal de la Unión Temporal que se había ganado el contrato de la Unidad Deportiva de la calle 42.
En otras palabras, lo que dio a entender el español, era que todo habría estado amarrado. Esa confesión quedó grabada y consignada en el acta de conciliación ante la Procuraduría General de la Nación.
En el audio, también hay otra explosiva confesión. Al parecer, después del acuerdo entre los contratistas, y como contraprestación, Jorge Alexander Pérez, “El chatarrero”, habría puesto como representante legal de la Unión Temporal Parque Deportivo a una persona de su absoluta confianza, pero las cosas no terminaron bien. (Ver: La historia del experto en chatarra que se quedó con el contrato de la Unidad Deportiva de la 42)
“El señor que había puesto este señor, ‘El chatarrero’, en nuestra UT (Unión Temporal), vimos cómo se querían robar todo el anticipo comprándose concreto a sí mismo. Entonces nosotros actuamos y destituimos a este señor como representante legal puesto que ¡nos estaba robando, eh!”, sostuvo Hernández, representante en Colombia del grupo español Vera de España.
Ahí viene las siguientes pregunta. ¿Por qué el polémico contratista conocido como ‘El chatarrero’ buscó en Bogotá a los españoles del Grupo Vera para que se quedaran con el contrato del Parque Deportivo? ¿Quién era el enlace entre ‘El chatarrero’ y el Imdri para buscar a los otros contratistas?
¿Por qué el testaferro del Arciniegas dice que pidió el 20 %?
El exalcalde también tendrá que explicar por qué Amaury Elías Blanquicet Pretelt, el hombre de confianza y testaferro de Arciniegas, dijo que él acordó con su exasesor una «retribución» por los contratos en los que intervino desde el Imdri y el Ibal.
Recordemos que durante la lectura de la sentencia en contra de Blanquicet, el Juez Segundo Penal del Circuito reveló apartes de la explosiva confesión que el primer sentenciado por el escándalo de los Juegos Deportivos Nacionales hizo a la Fiscalía General de la Nación, en donde vincula directamente al exalcalde.
«Orlando le dijo (a Blanquicet Pretelt) que había llegado a un acuerdo con el alcalde Luis H. Rodríguez que consistía en actuar libremente y con suficiente poder para adelantar este tipo de contratos grandes, de los cuales Luis H. no quería saber nada, pero al final se le retribuiría con el 20 % de todo lo que se pudiera recaudar de las entidades como el Imdri y el Ibal«, leyó el Juez Segundo Penal del Circuito. (Ver: Luis H. le habría entregado el ‘poder’ a Arciniegas a cambio de una ‘retribución’ del 20 % de los contratos)
Luis H. insistía en que era inocente
ELOLFATO.COM supo que el exalcalde Luis H. Rodríguez estuvo intranquilo porque sabía que la Fiscalía estaba tras sus pasos.
Rodríguez le había dicho a sus amigos y excolaboradores que era inocente y que no se movería de su apartamento de El Vergel, porque estaba dispuesto a responder por el descalabro de los Juegos Deportivos Nacionales.
A algunos de sus allegados que le preguntaban sobre su situación, les decía que le daba gracias a Dios «por un día más de libertad».
