El pasado sábado 11 de junio, el reconocido empresario de origen español Jaime Zorroza recibió la ciudadanía colombiana luego de que llegara al Tolima en el año de 1946. Durante el acto, el rector de la Universidad de Ibagué, Alfonso Reyes Alvarado le dedicó unas palabras al empresario que conmovieron al auditorio.
En el homenaje también estuvieron presentes el alcalde de Ibagué, Guillermo Alfonso Jaramillo y el secretario general de la Cancillería Colombiana, Luis Fernando Criales. Este fue el discurso en el cual se resalta la labor del señor Zorroza, así como su contribución al progreso de la capital del Tolima. (Ver: Conceden ciudadanía colombiana al empresario de origen español Jaime Zorroza)
Toma de juramento de la nacionalidad colombiana a don Jaime Zorroza y Landia
Morga es un pequeño pueblo, difícil de encontrar en el mapa de la provincia de Vizcaya, en el País Vasco. Cerca se encuentra la ciudad de Guernica, aquella que inspiró el dramático cuadro de Picasso sobre el terror de la guerra civil española.
Justamente, huyendo de los estragos de esa guerra, un joven vasco de veintiséis años, decidió cruzar el atlántico en busca de una nueva vida. Llegó a Ibagué porque allí residía desde hacía unos años, su tío, el sacerdote que oficiaba en la catedral.
Pero el destino a veces es traicionero y en este caso, no quería dejar escapar al joven peregrino del horror de la violencia. A los dos años de haber llegado a la capital Tolimense, Gaitán fue asesinado en Bogotá y el país entero estalló en pedazos.
Quienes antes vivían como hermanos, como ciudadanos de un mismo país, fueron radicalmente separados y el color de una bandera o el matiz de una posición ideológica podían significar la diferencia entre la vida y la muerte. El tío de Jaime Zorroza, fue asesinado y él se salvó de morir porque el destino aún le deparaba otros caminos. Así pues, a los pocos años de haber llegado al Paraiso, fue expulsado de él y quedó solo en un país en conmoción. Este fue el inicio del nuevo camino de este vasco que salió huyendo del horror de la guerra civil española.
Este camino ha sido arduo, difícil y lleno de avatares, como el Camino a Santiago de Compostela, que pasa muy cerca de Morga. Pero a pesar de estas penurias, de crear empresa y de quebrarse varias veces en el intento, Don Jaime Zorroza logró consolidarse como un próspero agricultor.
Dos valores han sido constantes en su andar por este camino vital: la tenacidad y la caridad. El primero le ha permitido perseverar y nunca rendirse ante las múltiples adversidades. El segundo ha sido el norte ético de su actuar. Pero la caridad entendida como el caritas, es decir, como el amor cristiano. Ese profundo y sincero reconocimiento del otro, como un legítimo otro en la convivencia.
La caridad, entendida así, es diferente de la filantropía. Mientras ésta busca el reconocimiento y se suele asociar como parte de un balance social que debe ser contabilizado y exhibido, la caridad es anónima en su esencia; “que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha”, reza el dictum cristiano. Esta caridad, este amor por el prójimo, no busca un reconocimiento, y este es el rasgo más sobresaliente de la personalidad de Don Jaime. Son múltiples las obras sociales en las que ha participado como promotor o como ferviente animador y en las que nunca ha querido ser protagonista.
Además de las empresas productivas que constituyó en el Tolima a lo largo de 50 años, fue catalizador de asociaciones como Serviarroz, de instituciones de educación como el Centro Técnico y Tecnológico San José (en asocio con los salesianos) y uno de los fundadores de la Universidad de Ibagué. Igualmente promovió el establecimiento de las Aldeas Infantiles SOS para atender a los huérfanos de la tragedia de Armero, así como de una entidad de microcrédito (llamada ACTUAR) para apoyar a familias damnificadas por la misma tragedia.
Ha invertido gran parte de sus ahorros, energía y entusiasmo a desarrollar obras de beneficio para la comunidad vulnerable de Ibagué. Fundó y sostiene el Jardín de los Abuelos (que cumplió 37 años), en donde se atiende a cerca de 170 adultos desprotegidos. Financió gran parte de la construcción del barrio Santa Ana dirigido a población de estratos 2 y 3, donó la construcción de un conjunto residencial (llamado Tierra Grata) para 155 familias de soldados del ejército, heridos en combate. Construyó con sus propios recursos la iglesia del barrio Santa Ana y, más recientemente, constituyó la Fundación Zorroza y Suárez, en la que canaliza fondos para el desarrollo de proyectos en beneficio de la población vulnerable de Ibagué y de sus alrededores.
Su vida empresarial, su don de gentes, carisma y sentido de solidaridad lo han hecho merecedor de varios reconocimiento que nunca ha buscado. La alcaldía de Ibagué lo reconoció como “Ciudadano Sobresaliente”, recibió la “Orden al mérito militar José María Córdova” en grado de Comendador, la “Orden al Mérito Arrocero” en la categoría de Servicios Distinguidos, la distinción como empresario cívico, en “La noche de los mejores”, que organiza anualmente Fenalco Tolima y la condecoración “Por los valores humanos” de la Fundación Musical de Colombia, entro otros.
Don Jaime ha sido ejemplo de un empresario solidario con sus trabajadores y con la gente más necesitada de la región. Sus éxitos los ha compartido con el Tolima en donde ha permanecido desde que llegó, sin más recursos que su propio espíritu de superación.
Este ha sido el recorrido de un vasco andariego, que Colombia tuvo la fortuna de acoger hace 70 años y que hoy recibe, orgulloso, su nacionalidad como colombiano.
“Buscando hacer fortuna como emigrante se fue a otras tierras.” Esta es la primera frase del Maitetxu mía, la hermosa canción de la tradición vasca, compuesta por Francisco Alonso, en honor a los emigrantes. Los invito a continuación a escuchar la canción completa.
Agradezco al señor Alcalde por su deferencia al permitirnos hacer este acto de juramento en la Universidad de Ibagué, igualmente mis agradecimientos al Dr. Luis Fernando Criales por su apoyo definitivo en este proceso y a todos ustedes por acompañarnos.