Con el propósito de subsanar las grandes pérdidas económicas y alivianar las alzas en uno de los productos más comercializados en Colombia, como lo es el maracuyá, el Ingeniero Agrónomo Iván Darío Loaiza, profesor catedrático de la UT e integrante del grupo de investigación en Genética y Biotecnología Vegetal, ha venido trabajando en el mejoramiento genético de este fruto, para que sea tolerante a los tiempos de déficit hídrico.
Se denomina déficit hídrico al momento en el que la planta deja de percibir agua para absorber, lo cual la lleva a un proceso en donde empieza a marchitarse y a perder hojas.
En otras palabras, se espera que, con las modificaciones aplicadas a la planta del maracuyá, ésta logre adaptarse a tiempos de sequía, y de esta manera se logren prevenir pérdidas en las cosechas.
Para nadie es un secreto que, durante los últimos años, las altas temperaturas han afectado la ganadería, y especialmente la agricultura colombiana, pues los bajos niveles de agua en los suelos deshidratan los cultivos y en consecuencia los agricultores presentan grandes pérdidas económicas.
Después de cuatro años de investigación, dos de ensayos, y dos de análisis y estudios químicos, el ingeniero Loaiza afirma que los resultados que ha arrojado este estudio son promisorios, pues de las 160 plántulas que sembró para realizarles inducción de variabilidad genética y simular el estrés hídrico desde el laboratorio, seis sobrevivieron a la sequía.
La siguiente fase de este trabajo será realizar ensayos en campo para determinar otros aspectos agronómicos del cultivo, como el crecimiento y desarrollo de la planta, que pueden variar a los resultados evidenciados en laboratorio. Cabe resaltar que también se aprovechará para realizar un proceso de mejoramiento genético multiplicándolas.
Aún hace falta analizar si características como el tamaño, la cantidad de pulpa, color, o dulzor (grados brix) que tiene el maracuyá, se ven afectados con esta alteración genética. Por las razones anteriormente expuestas, se considera que, entre cuatro a seis años, se puede empezar a cultivar una variedad de maracuyá gestada en la Universidad del Tolima.
El profesor Loaiza expresa gratitud con la institución, pues acogió su iniciativa investigativa y le ha brindado acompañamiento en cada una de sus etapas, aún cuando proviene de la Universidad de Caldas. Desde que compartió su tema de tesis de grado para maestría, el profesor Neftalí Mesa lo asesoró e integró al grupo de investigaciones GEBIUT, y posteriormente la Oficina de Investigaciones y Desarrollo Científico aportó un rubro económico, a través de una convocatoria interna. También aprovechó para agradecer a las profesoras Hilda Rocío Mosquera y María Bianey Bermúdez por sus aportes.
La principal expectativa que se tiene con esta investigación, es que la UT potencie la vocación agropecuaria del departamento, convirtiéndose en líder en producción de semillas certificadas de variedades de plantas.