A la 1:50 de la tarde de este martes, el silencio habitual de los pasillos del Tribunal Superior de Bogotá fue interrumpido. El júbilo de más de 50 personas alteró la apacible tarde. Todos celebraban la decisión del magistrado Joaquín Burbano, quien se abstuvo de dictar medida aseguramiento en contra del gobernador del Tolima, Óscar Barreto, investigado por las presuntas irregularidades detectadas en un convenio suscrito entre la administración departamental y la Secretaría Ejecutiva del Convenio Andrés Bello, en el año 2007.
La multitud alegre fue rápidamente atravesada por cuatro personas. Sus rostros permitían identificar que no eran integrantes del nutrido grupo de seguidores de Óscar Barreto. Era una joven y tres hombres. Eran los acompañantes de Fernando Osorio, procesado por la fiscalía en el mismo caso de Barreto.
Pero Osorio no salió bien librado. El magistrado Burbano profirió medida de aseguramiento en contra del exgobernador Liberal, y le concedió el beneficio de detención domiciliaria.
Apenas se levantó la audiencia, varios agentes del CTI abordaron a Fernando Osorio y lo sacaron por unos pasillos internos. No tuvo contacto con nadie. Mientras tanto, afuera, los barretistas festejaban.
Los cuatro acompañantes de Osorio salieron de prisa. Querían llegar rápido hasta la sede de la Fiscalía General de la Nación, ubicada a pocos metros de los tribunales, porque allí se legalizaría su captura.
Abrazos, fotos y mensajes de solidaridad
El gobernador Óscar Barreto tardó casi cinco minutos, entre la sala de audiencia -ubicada en un segundo piso- y la parte externa el edificio en donde se celebró la diligencia. La distancia era corta. No eran más de 20 metros, incluidas unas escaleras en forma de caracol.
La salida del Gobernador del Tolima fue lenta porque los abrazos fueron muchos y los mensajes de solidaridad también. Hubo tantas sonrisas como fotografías. Casi todos querían inmortalizar el éxito de su jefe político.
El desfile solidario estuvo encabezado por los congresistas Carlos Edward Osorio, Miguel Barreto y José Elver Hernández; el secretario del Senado de la República, Saúl Cruz; los diputados Harold Urrea y Alejandro Martínez; el concejal de Ibagué, Carlos Portela, y Mauricio Pinto, próximo candidato del barretismo a la Gobernación del Tolima.
También estaban algunos familiares, amigos y asesores como Alexander Castro, Gustavo Osorio y Claudia Bonilla (contratista y esposa de Miguel Barreto).
Del gabinete, en primera fila, siempre estuvo Fabián Andrés Hurtado, el cuestionado secretario de Infraestructura del Tolima, quien busca ser el candidato del gobernador Barreto a la Alcaldía de Ibagué, en las elecciones de 2019.
Asimismo, asistieron los alcaldes de Armero Guayabal, Anzoátegui, Lérida, Rovira, Planadas, Ataco y Murillo. La delegación fue tan grande que hasta apareció el reconocido contratista de obras públicas Luis Ricardo Ortigoza. Y la lista podría continuar.
A las 2:03, cuando sus acompañantes lo permitieron, Barreto atendió a los periodistas de los medios nacionales y locales. En su corta declaración, dijo que estaba tranquilo y que siempre responderá a las investigaciones que tiene en su contra.
Tres minutos después, el gobernador continúo su marcha hasta llegar a un área que sirve de restaurante a los empleados de la rama judicial. Allí, los alcaldes barretistas lo detuvieron un instante para tomarse otras fotografías. Una vez más hubo abrazos y mensajes de amistad.
Después de esta última sesión de fotos, la comitiva abandonó la sede del Tribunal Superior de Bogotá, no sin antes despedirse del gobernador Óscar Barreto.
Al otro lado de la calle
Al atravesar la avenida La Esperanza, que separa los tribunales de la sede de la Fiscalía General de la Nación, encontramos de nuevo a la joven y a los tres hombres que acompañaron a Fernando Osorio.
La mujer era Daniela Galindo, la asistente de siempre del exgobernador Osorio. Ella tenía en sus manos un portacomidas plástico de tapa azul, empacado en un bolsa transparente.
«¿Cómo hacemos para pasarle el almuerzo?», se preguntaba mientras observaba a los funcionarios del CTI que custodian el ingreso al búnker. A su lado, estaban Carlos Andrés, el hijo menor del exmandatario, y dos amigos más del político chaparraluno.
Casi a las 2:30 de la tarde pudieron hacerle llegar el almuerzo. Después, esperaron, en la parte externa, que la Fiscalía les informara cómo era el trámite para llevar a Fernando Osorio a su apartamento ubicado en el sector del Salitre, en donde estará detenido.
Los contrastes
Estas fueron las dos caras de la diligencia de solicitud de medida de aseguramiento en contra de Fernando Osorio y Óscar Barreto, dos políticos con estilos diferentes e historias distintas.
Osorio perdió el poder político hace casi 10 años y, de paso, el respaldo de exfuncionarios y exasesores que lo acompañaron hasta el 31 de diciembre de 2007, el día que terminó su periodo en la administración departamental. Entre ellos, los mismos promotores del convenio de casi $2.000 millones que hoy lo tiene en problemas.
Barreto, por su parte, disfruta de su libertad y del respaldo incondicional que se obtiene mientras se está en la cima, cuando el viento sopla a favor y cuando se dispone de un presupuesto de $822 mil millones, como el que tiene para este año la Gobernación del Tolima.