La marcha de este sábado 9 de abril es por las víctimas del conflicto armado y en respaldo al proceso de paz con las Farc y el Eln. Además, es una movilización diametralmente opuesta a la que se realizó el pasado 2 de abril organizada por el uribismo, que fue la de la guerra, el odio, el rencor y la amargura, que coincidió con un paro armado del paramilitarismo que dejó seis muertos, entre ellos cinco militares, automotores incendiados, así como terror, miedo y zozobra en los sitios donde se efectuó.
Esta jornada convocada desde las redes sociales, y acogida por diversas organizaciones políticas, centrales obreras, sindicatos, estamentos universitarios, gremios y todo un conjunto de fuerzas vivas de la nación, busca ampliar la participación y el apoyo de la sociedad al anhelado y más importante proyecto que persigue silenciar los fusiles, profundas reformas sociales, económicas, culturales y políticas que necesita nuestro país. El evento forma parte de la programación que se cumple en desarrollo de la ley 1448 de 2011 (junio 10), por la cual se dictan medidas de atención, asistencia y reparación integral, incluyendo la restitución de tierras a las víctimas del conflicto armado, gestionada por el presidente Santos y a la que le tiene pavor el ex presidente Uribe.
Como se observa, las características de esta movilización son completamente distintas a la del sábado pasado, donde, en algunos lugares, los despojadores de tierras salieron con camisetas en contra de la restitución a sus verdaderos propietarios, las bandas neonazi con sus heraldos y cruz esvástica, y las Águilas Negras, quienes persiguen con mentiras y engaños al supuesto “Castro-Chavismo”, todo ello con el fin de desviar la atención a los problemas judiciales que afrontan familiares y amigos cercanos del ex presidente Uribe, y tratando de convertir los delitos comunes y crímenes de lesa humanidad en una presunta persecución política. (Ver: La marcha de los pelagatos)
Las movilizaciones y concentraciones por las víctimas y la paz de este sábado en ningún momento se pueden entender como respaldo al presidente Juan Manuel Santos, sino como un ofrecimiento de apoyo y solidaridad con las víctimas de la violencia, que ha dejado más de 300 mil muertos, según los estudiosos de este tema, y como una manifestación de sustento al proceso que lleva el gobierno con la insurgencia en La Habana, que busca una salida negociada y concertada a la guerra interna que afronta Colombia desde hace más de 60 años.
Como se sabe, estas conversaciones que se iniciaron en 2012, se encuentra en su recta final y ya se han llegado a acuerdos en temas como desarrollo agrario integral, democratización y participación política, combate a las drogas ilícitas, víctimas del conflictos, desminado, Comisión de la Verdad, Justicia Transicional; se trabaja en la definición para cerrar los puntos de cese el fuego bilateral, la dejación de las armas o desarme de los insurgentes, la desmovilización, así como el mecanismo para refrendar todo lo pactado en La Habana y la manera de la implementar los acuerdos que se pacten.
Otro de los propósitos de la movilización será saludar el comienzo de reuniones formales entre voceros del Ejecutivo Central y del Ejército de Liberación (ELN), involucrado también en el conflicto, a la vez que solicitar la agilización a las partes del pronto inicio de las negociaciones oficiales.
Todo indica que la jornada del sábado 09 de abril, que tiene como epicentro en Ibagué, la plaza de Bolívar será una confrontación de fuerzas con el Centro Democrático, donde se sabrá si los movimientos pluripartidistas y democráticos de este país movilizan más gente en favor de la paz y de las víctimas, que las 65 mil personas que, según la Policía Nacional, sacó a las calles la extrema derecha en 63 municipios colombianos. Muy lejos, pero demasiado lejos de los ocho millones de personas que decían iban a movilizar.
En la capital del Tolima, con buses despachados desde varios municipios del departamento transportando manifestantes, además de incentivos y otras cositas ($), escasamente movilizaron cerca de tres mil personas a favor de la guerra.