“Negra, guárdeme ‘cuchuco’ que yo regreso temprano”, esas fueron las últimas palabras que escuchó doña Amalia Cifuentes de su hermano Ancizar el pasado 4 de julio.
Ancizar fue encontrado sin vida por su sobrino, precisamente el hijo de su hermana Amalia, en el kilómetro 1 de la vía que comunica a la vereda Calarma con el municipio de Chaparral. (Ver: ¿Asesinaron a un líder social en el Tolima? Lo que se sabe del caso de Ancizar Cifuentes)
Según versiones de la Policía del Tolima, Ancizar recibió tres impactos de arma de fuego en la zona pectoral, por hombres que le hurtaron la motocicleta en la que se movilizaba. Sin embargo, hay quienes afirman que Cifuentes hace parte de una larga lista de líderes sociales que han sido asesinados en las últimas semanas en Colombia.
Esta versión se sustenta en el hecho de que la víctima había participado en procesos de restitución de tierras, con la devolución de una finca llamada ‘La Gualara’ ubicada en la vereda Las Tapias. Lugar donde vivía junto con otras familias que fueron desplazadas años atrás en otras partes del Tolima.
“Es que nosotros pasamos un proyecto al Inconder (Instituo Colombiano de Desarrollo Rural) y nos asignaron esta finca, pero toda la construcción de las casas ha sido de nosotros. Mi hermano se vino para la vereda para hacer parte de ese proyecto, incluso manejaba la huerta comunitaria, y él tenía su ganadito y cerdos”, contó doña Amalia.
Ella se quedó esperándolo ese 4 de julio con su ‘cuchuco’, una comida que sabía, más que nadie, que le encantaba. Ancizar era el “cubito” de su familia y doña Amalia fue como su mamá, lo alimentó, lo cambiaba, cuidó a su ‘negro’ hasta que se lo arrebataron. (Ver: Presuntos asesinos del líder social de Chaparral se entregaron a las autoridades)
“Mi hermano era una persona trabajadora, él era campesino, una persona alegre que se bailaba hasta los comerciales. Era el líder de la vereda, siempre estaba preguntando por los proyectos, como el tema del agua o las carreteras, esos eran sus liderazgos, al menos para nosotros lo era”, puntualizó.
Sólo queda tristeza
Doña Amalia ya sabía que era perder un hermano por culpa del conflicto armado en el sur del Tolima. Solo esperaba que nunca más le volviera a suceder. (Ver: Mandatarios que no implementen planes de protección para líderes sociales serán investigados: Procuraduría)
«A otro hermano lo mataron hace 25 años, él trabajaba en un finca ganadera, nunca supimos quiénes fueron ni por qué razones lo asesinaron”, manifestó. Por eso espera que la historia con su hermano Ancizar sea distinta y las autoridades sí castiguen a los culpables.
“Espero que a los que vayan a judicializar no les den un año o dos años, porque a él lo mataron con sevicia, si dicen que con el primer tiro el calló, pa’ qué le pegaron más tiros. Eso es sevicia. Pido que la Ley sea dura”, añadió.
Don Ancizar tenía 45 años, estaba feliz por los logros que estaba obteniendo con “su pedacito de tierra». Dejó dos hijas, una de 21 años y otra de siete, a quienes cree su hermana, le faltó muchas cosas por enseñarles. (Ver: Líder social de Ibagué recibió corona fúnebre como amenaza de muerte)
Por ahora, ella solo pide justicia por su ‘negro’. “No sé cuáles fueron los motivos, él no tenía amenazas, casualmente esa misma semana que lo asesinaron, le dije que por qué subía por ahí tan tarde, que mirara que podía ser peligroso y él me respondió: “el que nada debe nada teme”, pero mire, no lo volví a ver”, expresó entre lágrimas sobre su “cubito”.