Las cifras del suicidio en Ibagué y en general en el Tolima, aunque ocupan estadísticas relevantes para el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencia Forenses – INMLCF-, para lo corrido de las dos primeras décadas del siglo XXI, no permiten valorar esta información puntual.
Así que resta buscar su implementación o respuestas en las intervenciones y en los programas en general de prevención y atención a potenciales suicidas, mediante el uso y adaptación de elementos del novel test sobre el coeficiente de racionalidad (RQ) propuesto por Keith E. Stanovich, Richard F. West y Maggie E. Toplak en su obra The Rationality Quotient: Toward a Test of Rational Thinking (The MIT Press).
En esencia es la modelación en entrevistas, bajo el contexto local y cultural del test de Evaluación exhaustiva del pensamiento racional, de su sigla en inglés “CART”.
El CART propone la evaluación de ese pensamiento racional, que como la inteligencia, es una competencia cognitiva medible. La propuesta se basa en el trabajo teórico y la investigación empírica de las últimas dos décadas, donde el Coeficiente de Racionalidad (RQ) presenta el primer prototipo para una evaluación del pensamiento racional análoga a una prueba de IQ: el CART (Evaluación exhaustiva del pensamiento racional); los fundamentos teóricos del CART, distinguen la mente algorítmica de la mente reflexiva, así como discute la lógica de las herramientas utilizadas para medir los sesgos cognitivos, de esta manera se deben escindir (a partir que el Cociente de Racionalidad explica los componentes del pensamiento racional evaluados por el CART) el razonamiento probabilístico del razonamiento científico.
En esencia, los potenciales suicidas, ya no solo deben abordarse como meros sujetos predeterminados por su falencias o fallas neuronales o de adaptación, sino más bien como seres a los cuales les faltó comprender, o les tergiversaron en su formación intelectual, el pensamiento crítico de sí mismos o de su entorno.
La prueba CART, nuevo enfoque científico al fenómeno suicida
La tasa de suicidio está mayoritariamente compuesta por personas alfabetos y se pudiera decir por nativos digitales o por lo menos migrantes, que no eran ajenos a las Tic.
En ese orden se pudiera especular que de cierta manera eran personas con relativo alto nivel intelectual pero bajo nivel de racionalidad; pero considerando objetivamente que esos dos estados atípicos no ocurrirán con la misma frecuencia, ya sea en proclives suicidas como en los que no. De esta manera una prueba de medición de la racionalidad, puede conllevar estados atípicos de personas que son de baja racionalidad y alta en inteligencia, así como también el estado inverso, las personas que son de alta racionalidad y baja en inteligencia, evidenciando que con CART o sin ella, el primero será mucho más frecuente que el segundo.
En los estudios cognitivos respecto de los subcomponentes del pensamiento racional, la inteligencia es necesaria pero no suficiente. Además, con respecto a muchos componentes diferentes de pensamiento racional, existen al menos correlaciones leves a moderadas con la inteligencia.
Aunque los docentes y los programas académicos promocionan y asumen la enseñanza del pensamiento crítico, como puntal de la inteligencia y del pensamiento racional, en realidad estos no precisan con claridad que es qué. Es más, aunque parecieran que definen lo mismo, la inteligencia es una cosa y el pensamiento racional es otra.
Por tanto, es preciso que en el proceso de intervención o socialización en poblaciones o individuos claramente evaluados como potenciales suicidas, sea abordada con variantes evaluadoras que midan el IQ y de paso asuman algunos elementos noveles de la CART para observar el coeficiente racional.
En el trabajo de investigación que adelanta la autora en el municipio de Ibagué (Tolima) con jóvenes escolarizados potenciales suicidas, experimenta el uso del Modelo Contextual Ecológico, basado en la teoría de los sistemas, creada hacia 1970 por el psicólogo ruso-norteamericano Urie Bronfenbrenner.
Esta teoría se enriquecerse con elementos de la prueba CART, al observar el IQ y el RQ conjugados con los factores asociados en los entornos micro, meso, macro y crono sistemáticos al desenvolvimiento del suicidio consumado o de ideación suicida entre los adolescentes a evaluar. Se debe implementar el análisis de los factores distales y proximales, presentes en, y durante, su convivencia escolar o cotidiana. Es una buena herramienta inicial para el psicólogo comunitario porque ayuda a la definición del concepto del factor de riesgo, teniendo en cuenta que es una característica variable que incrementa la posibilidad de ocurrencia de un evento adverso, el cual debe ser identificable previamente.
Conclusión: sumarse a la teleología (propósitos) que explique a los niños suicidas.
Realizar como ejercicio de intervención en potenciales suicidas una construcción valorativa del IQ con el RQ dentro de un análisis de MCE en jóvenes escolarizados potenciales suicidas, pudiera aportar que se dé el caso que el componente de pensamiento racional esté totalmente desasociado de la inteligencia, como hipotéticamente lo asume la autora de este artículo.
Pudiera hallarse, hipotéticamente, la existencia de un perfil de asociaciones entre inteligencia y subcomponentes de pensamiento racional que sea bastante variado. De hecho, algunas actividades de pensamiento racional, como el sesgo de creencias en el razonamiento silogístico, están bastante correlacionadas con la inteligencia, a su vez que la mayoría de las habilidades del pensamiento racional estarán relativamente correlacionadas con la inteligencia.
Por último, afirmar como Stanovich, West y Toplak en su obra de 2017, que el pensamiento racional es bastante variado, mucho más que la inteligencia, por lo que cualquier afirmación dada sobre las diferencias individuales (en especial sobre potenciales suicidas) puede variar bastante entre los subcomponentes observados o medidos.
Entonces, superado hace pocas décadas el problema moral con los suicidas, en especial la fenomenología en lo religioso, subyace ahora si los suicidas o quienes perviven con la idea de ejecutarlo, son intelectualmente aptos o racionalmente pensantes, es decir autodefinieron con claridad intelectual y racional un pensamiento crítico de si y de su entorno.
*Estudiante maestría en Salud Mental Comunitaria
Universidad del Bosque, Bogotá, D.C