La historia de Lucy Amparo, la tolimense identificada 30 años después de la toma del Palacio de Justicia

Alivio pero en ningún momento paz. Eso sienten los familiares de la chaparraluna Lucy Amparo Oviedo Bonilla, la joven mujer que murió en la toma del Palacio de Justicia hace 30 años, y cuyos restos fueron identificados por las autoridades forenses esta semana.

Su hermana, Armida Oviedo, le dijo a ELOLFATO.COM que hay satisfacción porque se pudo determinar -científicamente- que parte de su cuerpo estaba allí en el Cementerio del Sur, pero que le duele saber que no es todo su cuerpo, que “son partes ínfimas”.

Para ella, su proceso no ha terminado. “La búsqueda continua (…) porque hay que armar el rompecabezas completo… ¿Dónde está el resto del cuerpo de nuestra hermana? La certeza que hay hasta ahora es: que estuvo allí, que ella salió viva del Palacio y que no sabemos cómo llegaron estos pedazos de restos óseos a estos cementerios”, manifestó.

Las sombras que ocultan la verdad

El hecho de que las autoridades se tardaran tres décadas para identificar parte de los restos de Lucy Amparo ratifica lo que siempre ha pensado. Que solo los autores de las torturas y los asesinatos del Palacio de Justicia pueden cerrar este ciclo de dolor e impotencia, confesando lo que hicieron.

Que tengan un asomo de conciencia y nos digan la verdad. Yo pienso que de otra manera no habrá lugar a ello”, pidió.

La cita con la historia y el horror

Lucy Amparo vivía en Bogotá desde el año 1978. Se casó un año más tarde con un empleado bancario y tenían dos hijos: de 6 años y 18 meses. Ellos dos fueron los últimos que la vieron con vida. Salió de su casa, ese seis de noviembre de 1985, pasadas las 10:00 de la mañana, para cumplir la inaplazable cita en la que perdió su vida y su nombre quedó inscrito en la historia de un país.

Tenía en ese momento tenía 23 años edad e iba en busca de un empleo. Su paisano Alfonso Gómez Méndez, posteriormente Fiscal General de la Nación y ministro de Estado, le había conseguido una cita con el presidente de la Corte Suprema de Justicia, el inmolado magistrado Alfonso Reyes Echandía, justo a la misma hora en que el grupo guerrillero M19 iniciaba la toma.

Ella logró salir con vida del Palacio de Justicia. Su hijo mayor, sus padres y sus hermanos la identificaron días después en unas imágenes que captaron las cámaras de la Televisión Española y que lograron analizar en los estudios de Jorge Barón.


“Nosotros siempre supimos que ella había salido con vida, porque incluso nos llamaron del Ejército y nos dijeron que ella estaba en la Casa del Florero, que le lleváramos ropa  porque estaba muy sucia”, recordó su hermana.

Otro momento que no se borra de su mente es la inocente expresión de un soldado del Batallón Guardia Presidencial, quien tal vez no sabía lo que pasaba por la cabeza de los militares que estaban al mando de la operación.

Cuando la familia fue hasta la Casa del Florero y no encontraban a Lucy Amparo, ese uniformado les dijo: “-No se den por vencidos, vuelvan que ahí están-… ¿Quién sabe qué otras cosas pasaron?”, se preguntó.

Fueron tildados de guerrilleros

“Todos los que no podían justificar por qué estaban ahí. Los visitantes ocasionales fueron tildados de guerrilleros, y fueron separados para ajusticiarlos, eso está probado por la Fiscalía; es posible que eso sucedió con ella”, sostiene.

Pero la verdad parece estar tan distante. Hoy, a pocas semanas de conmemorarse los 30 años de la toma del Palacio de Justicia, tan solo se pudo comprobar que parte de su cuerpo estaba en las cajas 55 y 55 A en un depósito de la Fiscalía. En ese lugar tenían los restos recuperados en una fosa del Cementerio del Sur del Sur de Bogotá.

A propósito, la versión digital de la Revista Semana publicó este miércoles unas estremecedoras fotografías, que captaron dos holandeses del momento en que eran arrojados varios cuerpos a esa fosa. Cuenta la publicación que uno de los hombres que participó en la operación les dijo a los extranjeros: “Son los hp del Palacio”. (Ver fotografías de Semana.com)

Esa expresión, fuerte y cruel, refleja la indiferencia de los victimarios. “Esas personas no tienen conciencia de eso. Nunca se ponen en los zapatos de los demás para saber cuánto dolor causan, cuánto dolor han causado y cuánto seguirán causando”, concluyó la señora Armida.

Por: REDACCIÓN JUDICIAL

Foto: Semana / Suministrada

Fecha: miércoles - 21 octubre - 2015