El Monumento a la Bandera es poco conocido por las nuevas generaciones de la ciudad de Ibagué. Pese a que su ubicación es notoria por estar en frente del Terminal de Transportes, no existe un registro histórico o reseña de su origen, según lo consultado en la Biblioteca Darío Echandía.
Tan sólo la placa que lo define como un homenaje al símbolo patrio durante el mandato presidencial del General Gustavo Rojas Pinilla. Lo que sí es un enigma, es la fecha en la que la tradicional sirena comenzó a sonar desde el monumento.
ElOLFATO.COM habló con Rafael Rico, Comandante del Cuerpo Oficial de Bomberos de Ibagué, institución encargada de la activación diaria de la sirena a las 12:00 del mediodía.
Fue en 1.950 cuando se alzó la bandera de Colombia frente a la antigua estación de trenes denominada Estación Ospina, donde hoy queda el Terminal de Transportes de Ibagué. Al no existir una red de comunicación en tiempo real y efectiva en aquella época, se instaló una sirena en el Monumento a la Bandera para alertar a la población de cualquier evento catastrófico. También, como señal para que el personal voluntario asistiera a la estación de bomberos como equipo de socorro para apoyar emergencias.
El comandante Rico recuerda que el represamiento del río Combeima y el desbordamiento de la quebrada El Pañuelo, en los cerros noroccidentales de la ciudad (ambos ocurridos en la década de los noventa), fueron desastres anunciados por la emblemática sirena que hoy suele marcar la apertura y cierre cuando hay elecciones, y habitualmente, la hora del mediodía para comerciantes y ciudadanos.
“Uno siempre ve que cuando se activa la sirena a las 12:00 del mediodía, la gente de una vez se echa la bendición, cierra su negocio y se va a almorzar”, señala Rico.
Aunque el Monumento a la Bandera, madre de la sirena bomberil, se encuentra en mal estado por la ausencia de mantenimiento y restauración de parte de la administración municipal, el Cuerpo Oficial de Bomberos de Ibagué es el que se ha encargado de cambiar la bandera periódicamente, sin que esta sea su responsabilidad.
La fuerza del viento y las condiciones climáticas, hacen que una bandera sólo dure unos tres meses en buen estado, lo que implica hasta cuatro cambios al año. En promedio, una bandera de material satinado de unos 10 mts. de ancho por 30 mts. de largo, cuesta de 200 mil a 300 mil pesos en algunas ocasiones, se han realizado colectas entre los comerciantes del sector para adquirirla, o se han recibido donaciones de particulares.
El Monumento a la Bandera parece ser un fantasma que sólo llama la atención cuando la sirena suena, alcanzando aproximadamente un radio de acción de 30 cuadras a la redonda, llegando a escucharse en los barrios del centro y el sur de la ciudad. Normalmente, se deja oír durante un minuto, para evitar que el embobinado se dañe, y sólo ha dejado de sonar cuando no hay luz.
Como referente de ubicación, la sirena del Monumento a la Bandera está presente en la cotidianidad de muchos ibaguereños, y en el recuerdo de otros tantos. La tradición de hacerla sonar a las 12:00 del mediodía es, quizá, una forma de no olvidar los comienzos de un pueblo que se volvió ciudad vertiginosamente, y que guarda pequeños pedazos de historia entre sus calles.