Justo donde hoy se encuentra la Terminal de Transportes de Ibagué, funcionó durante aproximadamente 57 años la estación del ferrocarril. Allí las personas se reencontraban con familiares y amigos que venían desde Bogotá o se despedían de aquellos que iban para la capital o hacia el occidente del país. La Estación Ospina, como entonces se llamaba, permitió que la capital del Tolima se convirtiera en un punto clave para el transporte de pasajeros y carga del país.
En 1921, llegó el ferrocarril a Ibagué. Para ese momento, todavía no se encontraba construida la estación, sino que allí existía una estructura de tipo enramada que servía para recibir la línea férrea. El lugar permaneció sin una arquitectura definida hasta 1926, cuando el presidente Pedro Nel Ospina puso en marcha esta obra, que se denominó Estación Ospina en homenaje al mandatario.
“En ese momento el ministro de obras públicas era Laureano Gómez. Él contribuyó para que se realizaran esta obras, ya que eran importantes para la región y para el país”, le dijo el historiador Hernando Bonilla a esta redacción.
Así pues, Bonilla también recuerda que él viajó en el autoferro, un sistema de transporte más ligero y económico que el ferrocarril, hasta Bogotá. En esa época, en que él era un niño, recuerda que el trayecto entre Ibagué y la capital tenía seis estaciones y la duración era de seis horas aproximadamente.
“Había dos estaciones muy importantes: la de Buenos Aires, porque desde allí se iba para Ambalema, Honda y La Dorada; la otra era la de El Espinal, porque ahí se partía para Neiva”, recuerda Bonilla.
Asimismo, el tren tenía ubicaciones exclusivas para los más pudientes, por lo tanto contaba con tres categorías, cada una de acuerdo con la capacidad económica del pasajero. Además, allí se podía encontrar el servicio de restaurante, aunque era común que las personas adquirieran productos alimenticios en las estaciones.
La llegada del ferrocarril y la construcción de la Estación Ospina permitió que Ibagué desarrollara su economía y su urbanismo, puesto que alrededor de esta edificación se empezaron a fundar diferentes barrios y el sector hotelero también se pudo ubicar en la zona.
“Para la época, ser jefe de la estación del tren era uno de los cargos más importantes y de mayor influencia en la ciudad. Es que además este lugar se convirtió en un centro social donde las personas se encontraban, había gran movimiento de pasajeros y comerciantes”, comenta Bonilla.
Así pues, lo que hoy se conoce como avenida Ferrocarril es la vía que servía para que el sistema férreo hiciera su trayecto de entrada y de salida a Ibagué, de ahí viene el nombre de una de las vías más importantes de la ciudad hoy en día.
Entre los años 1982 y 1983, el Gobierno Nacional decidió demoler la Estación Ospina y construir allí la Terminal de Transportes de Ibagué. No obstante, para Bonilla, esta decisión fue desafortunada, ya que la ciudad perdió una estructura importante que reflejaba un momento clave para la historia y la arquitectura de la región.