Hace un mes, Daniela y Juan Sebastián no sabían qué era Silicon Valley. Ahora están alistando maleta para lo que será el viaje más emocionante de sus vidas. Ambos están contentos, no solo por viajar en avión y salir del país, sino por la experiencia de conocer las instalaciones de las compañías tecnológicas más importantes del mundo ubicadas en California, Estados Unidos.
Desde que fueron seleccionados para representar al Sena-Tolima en la competencia nacional SenaSoft, ambos sabían que iban a ganar. Y no es que tuvieran una actitud arrogante, sino que confiaban en su talento y en su inteligencia, sabían que iban a ser los mejores. Y así fue.
Daniela Yanguma tiene 17 años y nació en Natagaima, Tolima. Su gusto por la informática empezó gracias a su hermana mayor, quien estudia Ingeniería de Sistemas en El Espinal, y se afianzó en el colegio cuando comenzó a estudiar su técnico en sistemas.
“Aprendí a formatear computadores y a instalar Windows. Con eso empecé a ganar plata porque me llamaban de los ‘café internet’ o la gente en el pueblo que sabía que yo hacía eso. Ahí ya supe que eso era lo que me gustaba y que quería seguir estudiando lo mismo para aprender más”, comenta Daniela.
Esta joven natagaimuna decidió terminar su colegio y seguir con su formación en Ibagué. Una decisión difícil para ella y su familia, quienes no contaban con suficientes recursos para que Daniela pudiera trasladarse a la capital del Tolima.
No obstante, los padres de Daniela, quienes tienen una carnicería en la plaza de Natagaima, reconocieron el valor y la inteligencia de su hija para apoyarla en este paso que la traería a Ibagué a estudiar Análisis y Desarrollo de Sistemas Informáticos. En otras palabras, ha sido un sacrificio familiar en pro de los sueños de Daniela, quien no ha defraudado a sus padres en este camino.
Por su parte, Juan Sebastián Martínez tiene 19 años. Él, al igual que Daniela, comenzó su formación cuando todavía estaba en el colegio. Así pues, en la Institución José Joaquín Flores de Ibagué el joven descubrió su destreza e interés por la programación y el desarrollo de software.
Cuando terminó sus estudios como bachiller decidió continuar con la formación tecnológica, pues su interés era seguir estudiando y aprendiendo. «Yo quise quedarme con el desarrollo de programas porque es lo que me gusta y en lo que me va bien«, dice Juan Sebastián.
Para el jóven, realizar trayectos de más de 45 minutos desde Picaleña hasta el Sena es solo un pequeño sacrificio que debe hacer a diario para seguir luchando por sus sueños. Por fortuna, cuenta con el apoyo de sus padres quienes tienen un negocio de empanadas y ahora más que nunca están orgullosos del talento de su hijo.
Toda una experiencia
Cuando ganaron, lo primero que hicieron fue llamar a sus madres. Como era de esperarse, el orgullo materno y la felicidad por sentir el triunfo de sus hijos se desbordó en forma de lágrimas.
Al otro lado del teléfono, la madre de Daniela se encontraba en la iglesia pidiendo por un amparo divino; por eso, cuando supo la noticia se emocionó, lloró y agradeció a Dios por haber escuchado sus súplicas.
Luego, tanto Daniela como Juan Sebastián les explicaron a sus padres qué significa visitar esta zona de los Estados Unidos donde se encuentran las oficinas de grandes compañías tecnológicas. Aunque ninguna de las dos familias entiende por completo las dinámicas informáticas actuales, sí admiten que hacer un viaje fuera del país es algo importante y un reconocimiento que se merecen los dos jóvenes por su esfuerzo.
«Yo quiero seguir estudiando Ingeniera de Sistemas en la Universidad del Tolima. Me gusta que me exijan porque esa es una forma de aprender cada vez más. Mi sueño es terminar mi carrera profesional y dedicarme a lo que más me gusta hacer«, afirma Daniela.
«Todavía nos queda un semestre de prácticas y estamos en inducciones para entrar en una empresa que se dedica al desarrollo de software aquí en Ibagué. Luego, quiero continuar con mis estudios en Ingeniería de Sistemas. Aún no sé cómo ni dónde, pero es lo que me gustaría«, indica Juan Sebastián.
Mientras tanto, toda su atención está centrada en el viaje. Ya los trámites están listos y solo falta la entrevista en la embajada. Sus amigos, compañeros e instructores, no paran de felicitarlos. Y de pedirles, entre bromas, que traigan dulces y hasta una bola de nieve.
«Lo que más me gustaría que pasara en este viaje es conocer al dueño de Facebook y poderme tomar una foto con él«, comenta Daniela. Mientras que para Juan Sebastián su anhelo es «ver cómo trabajan allá, cómo son las oficinas y las personas, qué hacen y cómo lo hacen«.