El día que el lodo arrasó con Armero, Francisco González perdió a su padre y a su hermano. Jamás los volvió a ver vivos ni muertos.
Por eso él ha entendido bien el drama de las madres que sobrevivieron a aquella tragedia y llevan todos estos años preguntando qué pasó con sus pequeños hijos después del 13 de noviembre de 1985.
Esas mamás, dice Francisco, duraron más de 20 años escribiéndole cartas al ICBF, indagando por el destino de los niños y jamás recibieron respuestas.
A lo largo de todo este tiempo él se ha enterado hechos que le inquietan. “A algunos niños los sacaron de Armero en helicópteros, los trasladaron al aeropuerto de Catam y se los llevaron inmediatamente para otros países. Eso se le salió de las manos al Estado, que no pudo evitar la tragedia ni supo manejar la situación de esos menores”, contó Francisco en una entrevista reciente en La W.
Las madres fueron llegando a la fundación Armando Armero, que creó Francisco, para contar sus historias y él empezó a registrarlas en lo que llamó ‘Libro blanco’. Hasta ahora tiene anotados 238 casos de niños cuyas madres dicen que sobrevivieron a la tragedia y jamás aparecieron.
Según Francisco, el ICBF tiene libros parecidos. En Ibagué existe uno que llaman ‘Libro rojo’ con el registro de los niños de Armero que llegaron a esa ciudad. Hace apenas unos meses Francisco pudo acceder a él para cotejarlo con la información que ha registrado en su fundación. Sin embargo, hay libros en oficinas del ICBF en otras ciudades que no ha podido conocer.
Este sobreviviente se echó al hombro una labor que, considera, debió asumir el Estado. Él investiga los casos que recibe. Recoge la documentación que entregan las madres, visita a las personas que vieron vivos a los niños después de la tragedia y revisa archivos de prensa y de televisión de la época. “Si nosotros no hacemos esto, no lo hace nadie”, dice.
El científico Emilio Yunis y su hijo Juan donan su trabajo y sus recursos para alimentar un banco de ADN.
Este trabajo ya arrojó un primer resultado. Gracias al cotejo de las pruebas de ADN pudieron encontrar a un holandés que cuando era niño sobrevivió a la tragedia de Armero. En ese entonces, aparecía en todos los registros y se perdió su rastro en Bogotá.
Las pruebas de ADN que pueden ayudar a encontrar a los niños perdidos de Armero necesitan exámenes costosos. Las donaciones de los Yunis hasta ahora pueden ascender a los 100 millones de pesos. Pero, además de eso, la investigación de campo también tiene sus gastos.
“Para buscar una sola historia hay que hacer desplazamientos, pagar peajes, gasolina, hoteles y todo eso sale del bolsillo nuestro. Mi familia me ayuda hartísimo, pero una investigación de este tipo debería apoyarla el Estado”, considera Francisco.
Por eso le envió hace unos días una carta al presidente Juan Manuel Santos con seis peticiones concretas:
1- Acceso a todos los libros de las sedes del ICBF a donde llegaron niños de Armero durante la época de la tragedia y postragedia.
2- Acceso a los archivos de las casas de adopción que operaron en la época.
3- Acceso a documentos que registren las salidas de menores del país en esa época. Documentación en Embajadas, Ministerio de Relaciones Exteriores y los organismos competentes para tal fin. También, colaboración de hospitales, clínicas, Registraduría, notarías del país y juzgados de menores de la época, donde puedan existir registros de personas de Armero. Y todos los lugares y archivos que conduzcan al reencuentro de menores.
4- Apoyo y presupuesto para que la fundación Armando Armero pueda realizar:
a) Una investigación de reconstrucción de memoria histórica cuyo principal objetivo será documentar más casos que conduzcan a reencuentros.
b) Un protocolo de rescate, tenencia y cuidado de menores en catástrofes de origen natural, que puede ser replicable en posteriores eventos no sólo en Colombia sino a nivel mundial.
5- Un espacio de 30 segundos (simbólico por estos 30 años) diarios hasta que termine su mandato en la televisión colombiana donde se invite a colombianos que adoptaron a menores de la época de Armero a que les cuenten la verdad y se pongan en contacto con la fundación para realizar la prueba de ADN que serán cruzadas con el Banco de ADN, que dona solidariamente el laboratorio Yunis Turbay.
6- Abrir el camino para que se tramite una ley de víctimas de familiares de los niños perdidos de Armero o una ley de víctimas de catástrofes de origen natural que cobije a estas familias.
Santos no respondió la carta, sino que desde una oficina de correspondencia se la remitieron al ICBF, que lleva 30 años sin encontrar a los niños perdidos de Armero.