Cada uno de nosotros tiene la plena libertad de elegir cual es el medio de transporte que utilizará para desplazarse en la ciudad. Esta elección responde a una serie de variables socio económicas, culturales y hasta climáticas. También a la oferta de transporte de la ciudad, la calidad de las vías, andenes, bicicarriles, y la distancia entre destinos.
Elegir movernos de manera sostenible es más fácil de lo que parece. Podríamos empezar analizando si somos parte del problema, de la solución, o si estamos siendo víctimas de algún tipo de paradoja. Si hacemos uso del vehículo automotor los 7 días de la semana hasta para ir a comprar pan, estacionamos mal y usualmente viajamos solos, quizá seamos parte del problema.
Si cuando conducimos tenemos la percepción de que las vías son insuficientes o de que necesitamos más lugares de parqueo, estamos siendo víctimas de la paradoja de la movilidad: a mayor número de vehículos, mayores necesidades de infraestructura vial que desencadenan un círculo vicioso insostenible.
La paradoja de la movilidad es peligrosa para las ciudades que le apuestan a la sostenibilidad. Al estimular el uso del vehículo se afecta la calidad de vida porque aumentan los niveles de contaminación, el tiempo de desplazamiento, el número de accidentes, el ruido y los índices de estrés en la población.
Ahora bien, existen alternativas para dejar de ser el problema y ser parte de la solución como el uso de la bicicleta que es económica, no genera gases ni ruido, aporta de manera positiva al medio ambiente y la salud, disminuye la congestión y permite percibir una ciudad más humana.
Es común que cuando se habla de bicicleta lo primero que venga a nuestra mente sea la ciclovía de los domingos, Nairo o Rigo Urán. Generalmente no se le relaciona con una alternativa de transporte, sino con un segmento poblacional que no tiene recursos para comprar otro vehículo. Afortunadamente durante los últimos años, colectivos, activistas y movimientos ciudadanos han reclamado el papel protagónico de la bicicleta en la movilidad cotidiana.
Si bien las políticas emergentes han respondido de manera positiva a este llamado, para nadie es un secreto que Ibagué se enfrenta a grandes retos de movilidad. Pero esa transformación se logrará con el compromiso de todos. Grandes cambios son el resultado de muchas pequeñas acciones como usar de forma responsable el vehículo motorizado, alternarlo con la bici o probar a viajar en buseta algunos días.
Mientras tanto, cada vez que veamos a un ciclista asumiendo el reto de la movilidad, demostrémosle nuestra consideración y respeto. Y si usted es de los que ha asumido el reto de pedalear cambios y ser parte de la solución, es merecedor de nuestro respeto y consideración.