La Alcaldía de Ibagué anunció que un grupo de psicólogos trabajará en los colegios de la ciudad para prevenir casos de suicidio entre los estudiantes.
“Nosotros contamos con 39 profesionales distribuidos en los colegios, quienes se han venido capacitando para que puedan tener una identificación de los diferentes casos como el ‘matoneo’, el consumo de sustancias psicoactivas, embarazos adolescentes o el fenómeno de ‘La ballena azul’, que nos ha generado alarmas importantes sobre el comportamiento que tienen nuestros estudiantes”, dijo Tatiana Aguilar, secretaria de Educación Municipal.
‘La ballena azul’ es un juego que tiene en alerta a las autoridades del mundo porque estaría conduciendo al suicidio de niños y adolescentes, a través de atractivos mensajes en las redes sociales.
Los participantes deben cumplir con 50 pruebas que se deben superar en 50 días y cuyo grado de dificultad va desde retos sencillos como dibujar una ballena en un papel, hasta otros mucho más peligrosos y mortales como cortarse los brazos y lanzarse de un edificio.
El director de la Dijín, el brigadier general Jorge Vargas Valencia, le dijo al diario El Tiempo que este juego no es de acceso público y que se practica principalmente en Facebook y Twitter.
Para participar, los interesados deben enviar una solicitud de aceptación a los administradores de estos grupos cerrados, quienes actúan de forma anónima y manejan cuidadosamente su lenguaje para no ser bloqueados en estas redes sociales.
De esta manera, luego de ser aceptados, los participantes comienzan a realizar las pruebas que les son asignadas y que deben ser demostradas ante sus ‘curadores’, como se hacen llamar quienes están detrás de esta práctica suicida, para poder continuar en el juego.
En este sentido, en Colombia se han registrado tres casos de suicidio que están siendo investigados para determinar su relación con este juego. Uno de ellos se presentó en Villa del Rosario, Norte de Santander, otro en Buga, Valle del Cauca y el último en Bogotá.
Frente a esta situación, la Dijín recomienda a los padres de familia explicar a sus hijos de los riegos de los grupos cerrados en redes sociales, detectar comportamientos extraños que se salgan de la rutina diaria de los menores, y no permitir que los niños a su cargo planeen encuentros con personas desconocidas.