Dicen que los grandes artistas descubren su talento desde la infancia, muchos aseguran que es un don con el que se nace y, puede que sea cierto, pero esa “virtud divina” siempre debe ser acompañada de disciplina.
Al menos eso es lo que cree Juan Carlos López Peña. Este ibaguereño de 30 años es uno de los mejores pianistas de la ciudad en la actualidad y también el director del área de piano del Conservatorio del Tolima.
“Mi familia me vinculó al Conservatorio cuando tenía ocho años con unos cursos de organeta, pero fui descubriendo mi vocación como pianista, así que le insistí mucho tiempo a la institución para que me permitiera presentarme a cursos particulares”, recordó el maestro Juan Carlos López.
Solo hasta los 14 años logró que el Conservatorio lo aceptara en estas clases personalizadas y casi que de inmediato se dio cuenta que eso era lo que quería hacer por el resto de su vida. Un sueño que fue afianzando gracias a un maestro que lo acompañó por varios años, el pianista Carlos Ceballos.
Así que, en cuanto terminó su época de colegio, inició sus estudios en el Conservatorio de la Universidad Nacional en Bogotá. Aunque estaba feliz por lograr pasar a una de las instituciones más prestigiosas del país, reconoció que fue un inicio bastante difícil.
“Fue una experiencia muy compleja porque en Ibagué éramos muy pocos pianistas en aquel entonces y Bogotá es un sitio donde todo el mundo es bueno, personas con más de 15 años tocando, pianistas que venían formándose desde que nacieron, siempre fue un golpe duro. Mientras uno creía que tocaba, allá había gente que tocaba muchísimo más”, resaltó.
No obstante, no se desanimó y trabajó para convertirse en unos de los mejores de su cohorte, un esfuerzo que fue recompensado al graduarse de la universidad, ya que le otorgaron la más alta calificación en el pregrado, un reconocimiento que le dejaba las puertas abiertas para realizar una maestría cuando lo quisiera.
El estudiante que se convirtió en maestro
Aunque pensaba quedarse en Bogotá realizando su maestría, recibió una llamada del Conservatorio del Tolima que cambió el curso de sus planes. Le comentaron que estaban requiriendo un profesor de historia de la música y ya que él tenía un énfasis en este tema, era el adecuado. No lo pensó dos veces y regresó a su tierra natal.
Claramente, aunque se sentía cómodo dando clases de historia, su pasión era tocar piano. Así que se vinculó para dar solo algunas clases, hasta que meses después se abrió una vacante de tiempo completo como pianista, la cual tomó de inmediato.
A los dos años, a pesar de estar inmerso en diferentes actividades, decidió que era momento de hacer una maestría en su Alma Máter.
“Decidí hacer una maestría en Interpretación Pedagógica del Piano, también en la Universidad Nacional de Bogotá, pero fue un poco difícil porque además tenía las clases en el Conservatorio, me tocaba viajar cada semana hasta Bogotá y como era una especie de beca también debía trabajar allá. Sin embargo, fueron dos años muy gratos”, mencionó.
Casi al mismo tiempo que terminó su maestría fue nombrado como director de esta área, allí se encarga de formar a los futuros pianistas de Ibagué y el Tolima. Está próximo a graduar a su primer estudiante.
Representando a Ibagué en diferentes recitales
Este maestro ha construido un reconocimiento a nivel nacional, un trabajo que le ha permitido, los últimos tres años, ser invitado en diferentes recitales.
“Tengo un promedio de un recital al mes. El último fue en el León de Greiff, una de las experiencias más importantes que he vivido, pues es un escenario icónico del país. Tocar allí fue maravilloso”, manifestó.
Así fue como llegó el World Piano Conference, el encuentro de pianistas más importante del mundo, el cual se realizará en Serbia del 27 de junio al 3 de julio.
“Mi director de maestría me llamó a preguntarme si estaba activo, pues veía que estaba dando muchos conciertos, así que me recomendó que inscribirme a la Convención Internacional de Piano en Serbia. Envié mis datos, hoja de vida, videos y a los pocos días, el presidente me llamó y me dice que bienvenido”, explicó.
Este ibaguereño espera deleitar a los asistentes a este encuentro con un repertorio de música colombiana, incluyendo hasta un bambuco. Espera dejar en alto el nombre de Ibagué y del Conservatorio que se ha destacado por sus buenos pianistas, como los reconocidos Óscar Buenaventura, Juan Pablo Luna y Juan Andrés Acosta, entre otros.
Aunque seguramente en un futuro vendrán muchas ofertas para trabajar en otras ciudades de Colombia o por fuera del país, él solo piensa en Ibagué y al lugar que le debe todo su talento: el Conservatorio del Tolima.