Hace 15 meses, la aerolínea regional Easy Fly suspendió la operación de la ruta Ibagué – Bogotá y desde entonces los usuarios de este servicio quedaron sometidos al monopolio de la todopoderosa compañía Avianca.
Los incumplimientos reiterados y las costosas tarifas son el pan de cada día. Volar entre Ibagué y Bogotá, ida y vuelta, cuesta más de $560.000.
Otras ciudades intermedias, como Pereira, Bucaramanga o Montería, tienen tarifas más favorables y un trayecto hacia la capital del país cuesta $120.000, la mitad de lo que pagan los usuarios en Ibagué.
Ese elevado costo afecta la competitividad y espanta a posibles inversionistas. Las voces de protesta del Comité de Gremios del Tolima y de los mandatarios locales han que dado en el aire porque nadie en el Gobierno Nacional ha hecho algo para remediar este problema. Ni siquiera el exdirector de la Aerovicil Alfredo Bocanegra, oriundo de Ibagué, logró detener el abusivo monopolio de Avianca.
Easy Fly inauguró el pasado viernes la ruta Ibagué – Cali, con tarifas competitivas, y de inmediato los usuarios pidieron a través de las redes sociales que volvieran a volar a Bogotá.
La buena noticia es que los directivos de esa compañía le dijeron a EL OLFATO que están reconsiderando la posibilidad de operar nuevamente la ruta Ibagué – Bogotá.
Por eso es necesario que el alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo y los gremios de la ciudad dejen a un lado los enfrentamientos mediáticos y busquen a los directivos de Easy Fly para que les insistan en las bondades que tiene Ibagué y acabar de una vez por todas con los abusos tarifarios de Avianca.
No es posible que sea más caro viajar entre Ibagué y Bogotá que un vuelo entre la capital del país y Miami. Una tarea más para la bancada tolimense en el Congreso de la República, que apropósito lo están haciendo bien.