Uno de los compuestos resultantes es el ácido elágico, el cual ayuda a prevenir enfermedades del hígado, problemas en el nacimiento, algunos tipos de cáncer y afecciones cardiovasculares, además de mejorar la cicatrización y fortalecer el sistema inmune.
Del mismo modo, explica la profesora Coralia Osorio –del Departamento de Química de la U.N.–, se generan catequinas, que se han reportado como efectivas en la prevención de derrames cerebrales, fallos cardiacos, cáncer y diabetes.
Adicionalmente, se destaca la presencia de las procianidinas en esta fruta, las cuales han mostrado un efecto inhibitorio de la formación de ciertos tumores, además de poseer propiedades antialérgicas.
Según la docente, “los compuestos generados por la acción de la microbiota intestinal, además de su actividad antioxidante, se caracterizan por su bajo peso molecular, lo cual facilita su absorción en el intestino grueso. Así, pueden ejercer una acción directa en el colon o pueden ser transportados, a través del torrente sanguíneo, hacia donde se requiera”.
En dicho contexto, la presencia de estos compuestos en la guayaba agria la convierte en un alimento funcional promisorio, lo que implica su injerencia en la prevención de enfermedades.
Las investigadoras Coralia Osorio y Carmen Tatiana Cuadrado -doctora en Ciencias-Química de la U.N.- junto con la Doctora Miriam Del Pozo Bayón, del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación, Cial, de la Universidad Autónoma de Madrid, llegaron a esta conclusión después de analizar tres muestras de heces de individuos diferentes.
Según la doctora Cuadrado, “de esta manera, también analizamos el efecto de los compuestos de la fruta en el organismo, específicamente sobre la microbiota humana, es decir, los microorganismos”.
Contra las bacterias
La otra parte de la investigación corresponde al análisis de los elementos volátiles de la guayaba agria, es decir, aquellos que sí se evaporan.
Al analizar estos componentes, las investigadoras determinaron que la presencia de sustancias volátiles azufradas son las responsables del aroma característico de la fruta, intenso y agradable, semejante al de la guayaba común.
La profesora Osorio explica que “la mezcla de los azufrados en cantidades casi no detectables por los instrumentos de análisis con un pH bastante ácido da como resultado un aroma muy agradable. Cabe recordar que cuando hay altas concentraciones de sustancias azufradas el olor ya es desagradable, como pasa con la cebolla, el ajo, los exostos de los carros y el sudor humano”.
Al analizar la saliva de las mismas tres personas que hicieron parte de la muestra, las científicas encontraron que “los compuestos no volátiles de la guayaba agria también ayudan a inhibir bacterias no apropiadas para la salud bucal”.
Es importante resaltar que la guayaba agria pertenece a la familia Myrtaceae, al igual que la guayaba común, la feijoa o el arazá.
Esta fruta es producida en clima cálido, principalmente en la cuenca del Río Sinú, en Sucre y Córdoba. En dicha región, normalmente es consumida en jugo o sorbete con leche.
Este tipo de guayaba no ha prosperado en el interior del país pues es muy perecedera, es decir, normalmente se pudre o se daña durante su transporte desde las zonas productoras. Sin embargo, ha comenzado a incursionar en los menús gourmet de diferentes restaurantes de comida típica colombiana.
Según la profesora Osorio, “este proyecto hace parte del Plan de Desarrollo promovido por el gobierno, enmarcado en una iniciativa que busca potenciar las áreas de desarrollo rural en Sucre y Córdoba donde prima la actividad ganadera”.
Tomado de: http://agenciadenoticias.unal.edu.co