Por la empinada calle principal del corregimiento de Gaitania, zona rural del municipio de Planadas, caminan hombres y mujeres con unas características físicas muy diferentes a las de los gaitaniunos de pura sepa.
Son rubios con ojos claros provenientes de Estados Unidos y Europa. Otros más vienen desde el continente asiático. A ellos les resulta imposible pasar inadvertidos en esta población ubicada en el borde de una montaña, a 1.400 metros de altura sobre el nivel del mar, en los límites del Tolima con los departamentos del Huila, Valle y Cauca.
Aquí comenzaron a llegar hace un año en busca del cotizado café que se produce en esta región bendecida por la naturaleza pero castigada por la guerra.
De la Gaitania cafetera se habla desde hace muy poco en los medios de comunicación, en buena medida por el premio que obtuvo Astrid Medina, ganadora del concurso ‘Taza de la Excelencia’ en 2015, un certamen organizado por la Federación Nacional de Cafeteros y la organización internacional The Alliance for Coffee Excellence. (Ver: El mejor café de Colombia es tolimense)
Con el reconocimiento de Astrid llegaron austriacos, japoneses y estadounidenses y el miedo de un posible secuestro desapareció. Todo gracias a las nuevas condiciones que hay en Planadas desde que el proceso de paz con las Farc entró en su recta final, hace un año.
«Ahorita con el proceso de paz estamos completamente felices porque a mi finca, hace un año, han llegado más de 20 extranjeros, de hecho se han quedado en la finca, y gracias a Dios no hemos tenido ningún problema con nadie. Para uno es maravilloso como caficultor, y más cuando se obtienen premios, de que la gente llegue tranquila, que conozca de frente su trabajo, que mire sus procesos», comenta Astrid.
Y es que para los caficultores de Planadas es una verdadera novedad que por su municipio y sus veredas estén transitando extranjeros, algo que no era prudente cuando las Farc controlaban esta población.
– Antes, si un extranjero se atrevía a ir hasta Gaitania, ¿en cuánto tiempo lo secuestraba las Farc?, preguntamos.
– “No alcanzaba a llegar”, responde Paola Conde, una joven de 28 años, quien desde niña también se dedica a sembrar café.
Para ir de Planadas a Gaitania, la zona en donde nacieron las Farc hace 52 años, hay que recorrer una vía angosta y destapada. Una camioneta 4×4 puede tardarse 40 minutos, en época de verano.
Gaitania no quiere seguir siendo sinónimo de Farc sino de café
Astrid Medina tiene 39 años y ha vivido toda su vida en el corregimiento de Gaitania. Su finca se llama Buenavista y tiene una extensión de 15 hectáreas, la mayoría de ellas con siembras de café.
Dice que el premio que consiguió hace un año y el proceso de paz se juntaron para dinamizar la economía en esta región azotada por la violencia y el abandono del Estado.
Cuenta que ahora, en tiempos de cosecha, puede generar hasta 40 empleos. Antes, cuando su negocio empezó, le daba trabajo a no más de cuatro campesinos.
Todo esto porque las noticias del acuerdo de paz en Colombia han llegado a todo el mundo y Astrid puedo concretar negociaciones directas con importantes exportadores y empresarios de todo el mundo. Incluso, representantes de la reconocida marca Starbucks se han interesado en el café cultivado en la finca Buenavista.
«Hubo un tiempo donde ni extranjeros ni gente de otros departamentos podía ingresar en la zona, porque por aquí solo podía circular gente que fuera conocida. Cualquier gente particular no podía ingresar con tanta facilidad», reitera.
Grandes motivos para seguir trabajando por calidad. Una foto publicada por Astrid Medina (@astridmedinapereira) el
Astrid, como casi todos los habitantes de Planadas, también es víctima de la violencia, pues hace 10 años su padre fue asesinado en el corregimiento de Gaitania.
Pero ahora, la transición de la guerra a la paz, le está permitiendo abrir un camino distinto para su familia. «Aquí nacieron las Farc, y por eso siempre nos han recordado por ser zona roja. Ahora, cuando llegan a la zona, dicen que es muy interesante, que les gustan mucho las montañas, que se ve el trabajo de la gente, que somos muy amables y acogedores», señala.
El café cultivado por Astrid Medina es exportado a Europa a través de una empresa Noruega, por eso su producto puede encontrarse en países como Grecia, Rusia, entre otros.
También, desde hace poco, este café especial está llegando hasta Japón y Australia. «Cuando los extranjeros llegan a Planadas o a Gaitania, y conocen a la gente, los cultivos, la calidad del café, y cuando ven que no hay asesinatos, que no secuestran a nadie, que no hay que pedir permiso para poder entrar, ellos dicen que se quieren quedar en la zona y quieren conocer a muchos caficultores que todavía no han salido del anonimato. El mundo entero quiere consumir buen café, y ellos quieren siempre llegar adonde saben que hay café de alta calidad«, afirma.
«La paz nos beneficia a todos»
Según Astrid, vivir en medio de la guerra solo genera desesperanza y temor. Por eso, es imprescindible aprovechar la oportunidad de que por fin, luego de 52 años, los planadunos pasen la página del conflicto y empiecen a pensar en sus potenciales como región.
«Yo perdí a mi padre en la guerra, quién más para hablar de paz que alguien que ha sido tan marcado por la guerra. Cuando uno quiere que no sigan muriendo más colombianos, que Colombia no siga siendo desangrada, es porque uno lo ha vivido en carne propia. La ausencia de un ser querido no se repone con nada: ni con predios ni con plata. Yo soy alguien que siempre soñó con la paz. Y creo que si logramos que se haga una paz comprometida, el progreso para la región nos va a beneficiar a todos«, sostiene.
Hoy, la finca Buenavista logra producir hasta 200 cargas de café, es decir, unos 25.000 kilos anualmente. Pero en la casa de Astrid también han aumentado las colchonetas, las almohadas y las cobijas para hospedar a más extranjeros y colombianos interesados en descubrir las empinadas empinadas calles y montañas de Gaitania donde la violencia eclipsó por cinco décadas el mejor café del país.