La memoria explícita es la información que se debe recordar de forma consciente, como por ejemplo las respuestas para un examen, y la implícita es la información que se recuerda de forma inconsciente y sin esfuerzo, como conducir o montar en bicicleta.
Así lo explica Johanna Sánchez Mora, estudiante de la Maestría en Psicología de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), quien evidenció en su investigación que dormir es un factor importante para consolidar los recuerdos.
El sueño contribuye a que los diferentes sistemas de memoria cooperen logrando que desde una secuencia aprendida implícitamente se genere conocimiento explícito, detalla la estudiante.
Según algunos estudios en los que se analizaron 28 países, Colombia está entre los primeros lugares de los países que duermen menos horas, con un promedio de 6,37 minutos. La investigadora agrega que en comparación con Bélgica, por ejemplo, nuestro país duerme una hora menos, y además somos uno de los que más madruga.
Existen diferencias importantes en la manera como el sueño afecta distintos tipos de memoria. “En la actualidad prevalece un intenso debate sobre si los efectos del sueño son similares para la memoria explícita y la implícita, y sobre sus implicaciones para las interacciones atribuidas a los diferentes sistemas de esta”, señala Sánchez.
Sueño y vigilia
Para el experimento los participantes se distribuyeron en dos condiciones experimentales: sueño y vigilia. En ambas situaciones, ellos aprendían implícitamente una secuencia y eran evaluados implícita y explícitamente luego de la tarea de aprendizaje y doce horas después del ejercicio.
“En la condición de sueño, los participantes tenían un periodo normal entre el pretest y el postest, lo que no ocurría en la condición vigilia”, comenta, y agrega que esta investigación aporta evidencia empírica para soportar una hipótesis que ha sido poco estimada.
Los resultados del estudio mostraron que el grupo que dormía mejoró en el conocimiento tanto implícito como explícito de la secuencia aprendida, luego de una noche de sueño, equivalente a ocho horas. Entre tanto, el grupo vigilia no mostró cambios significativos en la medición postest para ningún tipo de conocimiento de la secuencia aprendida.
Además se encontraron correlaciones entre los dos tipos de conocimiento (implícito y explícito) exclusivamente después de una noche de sueño, lo cual podría indicar que estos sistemas cooperaron para formar representaciones más unificadas del conocimiento adquirido implícitamente la noche anterior.
Tales resultados se produjeron “durante la realización de diferentes tareas, en las que se registró el número de aciertos como los tiempos de respuesta de cada participante en la tarea implícita y explícita”, explica la estudiante de maestría después de evaluar a 89 estudiantes del programa de Psicología de la U.N.
En ese sentido, comenta que, de una parte, investigaciones empíricas sugieren que la memoria explícita, mas no la implícita, puede mejorar luego de una noche de sueño, lo que apunta a una disociación entre estos dos tipos de memoria.
Otra línea de investigación sugiere que el sueño contribuye a la identificación explícita de patrones aprendidos previamente de manera implícita, lo que sugiere una cooperación entre estos dos tipos de memoria.
Despertarse durante la noche o presentar problemas para dormir se puede considerar como un trastorno del sueño, por lo cual se recomienda estar atentos a los hábitos de descanso.
“El rango normal de sueño para cumplir con las tareas cotidianas y tomar decisiones o recordar información es de seis a ocho horas, según la edad”, indica la investigadora.
Por último, aclara que los estudios de Alzheimer y sueño, respecto a una causalidad de este último, aún son muy exploratorios, por lo que no se puede hacer una correlación entre los dos.
*Con información de Unimedios.