Los hábitos alimenticios saludables son esenciales para el proceso de crecimiento y formación de un menor, ya que a través de ellos los niños adquieren las vitaminas y los nutrientes necesarios que los ayudarán durante su proceso de crecimiento.
Precisamente, la etapa escolar es uno de los periodos más importantes y decisivos para la formación de los menores, ya que empiezan a adquirir conocimientos y a crear hábitos que son decisivos para su desarrollo físico y emocional, además que definen el comportamiento durante la adultez.
“Es fundamental que los padres hagan seguimiento de la dieta que los niños están recibiendo, ya que en algunas ocasiones los menores tienen a su alcance alimentos chatarra, productos procesados y gaseosas que son pobres en nutrientes y ricos en grasas saturadas, grasas trans y colesterol, y que por ende afectan la salud de nuestros hijos”, aseguró el doctor Darío Botero Cadavid, director del Programa Salud Infantil de la EPS Sanitas.
Por esta razón, es importante que identifique cuáles son los síntomas y las consecuencias que demuestran que su hijo está teniendo una mala alimentación en la etapa escolar:
- Falta de energía: el niño puede desarrollar cansancio permanente y desinterés por atender a las competencias escolares. Por lo general, estas actitudes son síntomas que pueden indicar que el menor este sufriendo de un episodio de anemia o diabetes. Es muy importante que consulte con su pediatra de confianza para identificar la manera de mejorar la dieta del menor y determinar si es necesario llevar a cabo un tratamiento o brindarle un suplemento.
- Colesterol alto: esto dejó de ser un problema de adultos solamente. El colesterol es una sustancia que produce el hígado y cuando se tiene en grandes cantidades se eleva el riesgo de desarrollar un trastorno cardiovascular. Es importante que el menor mantenga una alimentación completa, equilibrada, suficiente y adecuada para satisfacer los requerimientos nutricionales acorde a su edad.
- No tiene el peso para su talla: las consecuencias de que un menor no se alimente bien se pueden ver reflejadas en el peso del menor y su talla, sea porque esté bajo de peso o tenga sobrepeso. Cualquiera de estas dos situaciones que se presenten es motivo para consultar con el especialista y tomar medidas, para evitar que se presenten enfermedades. Hay una estrecha relación entre crecimiento y alimentación, por lo que la medición periódica del peso y la talla le indicarán a los padres si su hijo está dentro los niveles normales para su edad y sexo.
- Indigestión: cuando el niño consume raciones en sus comidas más de lo habitual e ingiere alimentos con alto contenido de grasas y bebidas gaseosas está expuesto a tener problemas de indigestión desde temprana edad. El tipo de alimentos y la forma cómo los toma, es decir los horarios, la velocidad con la que mastica y traga influyen en el funcionamiento de su sistema digestivo.
- Desnutrición y palidez: una alimentación es deficiente cuando no contiene alimentos que aporten los nutrientes necesarios para su desarrollo y crecimiento. La carencia de nutrientes se refleja en la apariencia física del niño, por lo que los padres deben estar atento a los cambios de color en la piel del menor; la palidez palmar indica que algo no marcha bien con la salud del menor.