Después de cuatro años de lamentos y remordimientos, de insultos en las redes sociales, de revocatorias fallidas y de escándalos de corrupción administrativa en la Alcaldía de Ibagué, llegó el momento de protestar en las urnas y retomar el control de la ciudad.
Según la Registraduría Nacional del Estado Civil, son 388.980 los ciudadanos habilitados para escoger este domingo al nuevo alcalde para el periodo 2016 -2019, de los cuales 207.832 son mujeres y 181.148 hombres.
Los habitantes de Ibagué no pueden seguir siendo indiferentes. Es necesario una movilización masiva a las 1.090 mesas que ha instalado la Registraduría. Hay que ir en grupo, con los familiares, con los amigos y con los vecinos. Todos. La indiferencia ha sido el motor de las maquinarias que han gobernado a Ibagué en las últimas dos décadas.
Esa apatía electoral ha permitido que alrededor de 80 mil ciudadanos decidan sobre el futuro de casi 600 mil personas. Los políticos tradicionales saben que repartiendo tamales, contratos y dinero en efectivo el día de las elecciones se ‘coronan’ el botín: la Alcaldía Municipal de Ibagué.
Hace cuatro años, fueron convocados a votar 349.124 ciudadanos pero solamente lo hicieron 191.293, apenas el 54.7%, un poco más de la mitad. Gracias a esa baja votación, Luis H. Rodríguez resultó elegido por 78.445 votantes.
A las maquinarias políticas les conviene que haya abstención, y lo más grave, que seis candidatos estén en competencia. Si hay pocos votantes y muchos aspirantes, quedarse con la Alcaldía de Ibagué termina siendo muy sencillo. Y hay seis candidatos porque los políticos pensaron más en su ego que en la ciudad.
Por eso, el único camino es salir a las urnas y protestar de manera contundente. Hay que votar en blanco o por cualquiera de los candidatos, pero es fundamental que salgan muchos ciudadanos a votar. Preste su carro, gástele el pasaje a quien no tenga dinero, pero promueva el voto libre y en conciencia.
Ibagué atraviesa tal vez el peor momento de la historia. Su acueducto complementario está en construcción hace 20 años y se han enterrado cerca de 23 mil millones. Un importante número de barrios permanece sin agua, mientras que el IBAL desperdicia el vital líquido por negligencia y falta de planeación. El sistema estratégico de transporte no fue posible en esta administración. El tráfico está cada vez más lento porque no hay nuevas vías ni una política de movilidad. Y ante el país, ni hablar. No se pudo tener a tiempo la infraestructura para los Juegos Deportivos Nacionales y en los despachos públicos de Bogotá ya la llaman: “Ibagué, la nueva ciudad perdida”.
Y aquí toda la culpa no la tienen Luis H. Rodríguez, Jesús María Botero, Rubén Darío Rodríguez o Jorge Tulio Rodríguez, los últimos cuatro alcaldes. También la tienen los ciudadanos indiferentes. Esos que dicen que no votan porque en Ibagué nada cambia, esos que dicen que no les interesa la política, esos que dicen que la cuidad merece su estancamiento por elegir mal… Pues a ellos hay que buscarlos y convencerlos de la necesidad de votar, y votar bien.
Aquí los mandatarios terminan siendo elegidos por los miles de profesionales desempleados que votan por un contrato de tres, seis o máximo 11 meses, por algunos líderes de barrio que reciben dinero o porque les contratan sus vehículos particulares en el IBAL, porque el político les parece ‘buena gente’ o por lástima, como ocurrió en las últimas elecciones.
“Muchos votaron por Luis H. porque les daba pesar, porque esta era su tercera campaña para la Alcaldía de Ibagué”, dijo el excongresista conservador Alfredo Bocanegra, en el desparecido programa de opinión Directo, que se emitía en Caracol Radio.Y la grabación existe, por si Bocanegra lo niega. Él suele cambiar de discurso o bando político, según la 'mermelada' que le ofrezcan.
Este 25 de octubre es la oportunidad de salir a votar. Salga y hágalo temprano. El Ideam informó que habrá tiempo seco con algo de nubosidad.
Si quiere que las cosas cambien en Ibagué, vote. Llegó el momento de pensar en el interés general y no el beneficio personal. Y en eso tienen que pensar hasta los medios de comunicación.
Lastimosamente, un sector de la prensa local le apuesta -de frente- a los candidatos que más dinero les garanticen en publicidad y esa coexistencia 'periodistas-políticos' tiene la ciudad en este punto del camino.
Como no hay empresas, no hay inversión privada, no hay industrias, los ingresos llegan a través de la publicidad oficial y eso lo utilizan los mandatarios para ‘presionar’ a algunos comunicadores con la famosa frase: “Hay que darle manejo, manito”. Claro, la pauta no es mala, lo cuestionable es el silencio.
Hay que apostarle al crecimiento de la economía, a la generación de empleo y al bienestar colectivo. Por eso es importante salir a votar.
Este domingo, cuando se despierte, recuerde esta frase de Martin Luther King: “No me duele los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena”.