La Fábrica de Licores del Tolima empleó tarros de fumigación agrícola para suministrar degustaciones de aguardiente Tapa Roja en eventos masivos, como el Festival Folclórico Colombiano en Ibagué y fiestas privadas que han sido patrocinadas por la licorera oficial.
El aguardiente fue reenvasado en estos recipientes plásticos, que impulsan la salida del líquido a través de una bomba, y es conducido por una válvula de bronce hasta la copa o la boca del consumidor.
Sí, una punta de bronce, el mismo material con el que se hacen llaves, medallas, esculturas y monedas, entre otros productos.
Los encargados del área de mercadeo de la Fábrica de Licores del Tolima tuvieron la idea de suministrar una bebida para el consumo humano a través de estos recipientes creados para envasar plaguicidas e insecticidas.
La gerente de la Fábrica de Licores del Tolima, Blanca Amanda Manrique, dijo que se trata de una estrategia publicitaria que inició “desde hace tiempo” y que ya se suspendió, pero no precisó a partir de cuándo.
ELOLFATO.COM consultó directamente al INVIMA sobre este particular mecanismo de degustación de aguardiente y fuentes de la entidad aseguraron que no sabían que la Fábrica de Licores del Tolima estuviera reenvasando el producto en implementos de uso agrícola.
La entidad explicó que el decreto 1686 de 2012, que regula el sector de las bebidas embriagantes en el país, define claramente que para reenvasar este tipo de productos debe haber una autorización del INVIMA.
Se trata del artículo 32, que claramente advierte: “El titular del registro sanitario conforme a lo establecido en el presente reglamento técnico, debe solicitar al INVIMA la autorización respectiva por cambio del material del envase”.
La Fábrica de Licores del Tolima debió presentar una solicitud escrita y adjuntar un documento que contenga la información del rótulo o etiqueta, un estudio de estabilidad del producto en el material de envase propuesto, un análisis de riesgo toxicológico por migraciones del material de envase al producto, la ficha técnica del material de envase emitida por el fabricante y si el producto es importado, constancia de la autoridad sanitaria competente para el uso de dicho material de envase en ese tipo de bebida alcohólica. (Ver decreto 1686 en el artículo 30)
Tal parece que nada de eso se hizo. La gerente Manrique argumenta que el aguardiente que se reenvasó no fue para comercializarlo sino para hacerle publicidad al producto.
Pero aquí la discusión no es si fue para comercializarlo o publicitarlo. La verdad es que la bebida fue reenvasada y suministrada al público, recurriendo a procesos manuales, y sin el cumplimiento de las normas sanitaras.
Llenaban los ‘dispensadores’ dos horas antes de los eventos
La funcionaria aclara que la degustación de aguardiente Tapa Roja, a través de recipientes de uso agrícola, no puso en riesgo la salud de los consumidores. Ni si quiera el contacto del alcohol con la válvula de cobre representaba para ella peligro alguno.
Cuenta que los ‘dispensadores’ los llenaban de aguardiente dos horas antes de los eventos y que cada tarro funcionaba dos veces nada más “porque la válvula se dañaba muy fácil y había que cambiarlo por otro”. (Ver Tapa Roja vuelve a venderse en Bogotá)
Finalmente, asegura que cambiaron la estrategia de degustación “no porque fuera dañino o no se cumpliera con la norma”, sino porque se dieron cuenta que era mejor posicionar el producto “visualmente” y el consumidor se familiarizara con la tradicional botella de Tapa Roja.