coleCuando se habla de la historia del hip hop en Ibagué necesariamente se tiene que hablar del Vago Villa. Un joven Ibaguereño que desde los 16 años decidió que lo suyo era el arte urbano.
Sus sencillos han sido escuchados en los eventos más importantes de hip hop en Colombia y Latinoamérica. Pistas caracterizadas por tener letras comprometidas con la denuncia social y ser un reflejo de lo que viven los jóvenes de los barrios marginados de la ciudad.
Hoy, luego de 21 años de carrera artística, el ‘Vago Villa’ sigue creyendo firmemente en el arte como una herramienta de transformación social que da otra alternativa a la oferta negativa que ofrece la calle para los jóvenes de escasos recursos. Y lo sabe porque su historia es un vivo ejemplo de esto.
Cómo conoció el Hip hop ‘El Vago Villa’
A orillas del Río Combeima, en el barrio Santofimio de la ciudad de Ibagué, en una casa de palo levantada por sus padres, nació el Vago Villa. “Mi madre era soltera y se sacó hernias por sacar piedras y material del río para poder alimentarnos”, cuenta él.
Allí transcurrió gran parte de su infancia hasta que él y su familia fueron reubicados en el barrio que hoy es llamado Nuevo Combeima.
Las calles del sector no le ofrecían otra cosa más allá de drogas, peleas, pandillas y armas, y de no haber sido por el trabajo de diferentes ONG del país que llegaron al barrio a brindar una oferta cultural, quizá la historia del Vago Villa sería otra.
“En esa época todos los que vivíamos ahí no teníamos los servicios básicos, no teníamos empleo ni educación y le estábamos dejando a la ciudad una problemática social muy grande: delincuencia, drogadicción, desapariciones, suicidios, y a ese se le sumo un problema grande y es que allí también llevaron a reinsertados del M19 y eso creó todo un problema social”, relata él.
Fue así como en el 95 la Fundación Social llegó al barrio con un proyecto de extensión cultural y deportiva. Pero a Villa más que el futbol y demás deportes lo que más le llamó la atención fueron los colores, las luces y la majestuosidad de las artes escénicas.
Para ese entonces la Casa Teatro Antonio Camacho empezó a impartir clases de artes escénicas a los jóvenes del barrio, y en ese momento, como amor a primera vista, Villa decidió que haría teatro.
“A mí esa vaina me pareció maravillosa: los sancos, todo era una locura. Porque nunca habíamos tenido contacto con eso, ni teníamos televisión, éramos totalmente abandonados por todo; por el tiempo, por el espacio, por la administración: no existíamos realmente, y cuando yo vi eso dije: ¡qué es esto tan maravilloso! Me enamoré del teatro y empecé a hacer teatro”, cuenta Villa.
En uno de estos talleres, Guillermo Gallego (q.e.p.d) , les habló del Rap y al ver el interés de Villa por el tema le regaló un casete que contenía el trabajo de la agrupación colombiana Etnia y del rapero puertorriqueño Vico C. “A partir de ahí nos inquietamos por el cuento de la música porque esas letras eran el reflejo de los problemas que nosotros estábamos viviendo en el momento», dice él.
La gestión cultural y el rap
A partir de esta revelación que Guillermo Gallego hace, ‘el Vago Villa’ empieza a hacer rap. “Empecé en la misma época en la que se hizo por primera vez en Colombia el primer festival de hip-hop al parque, que en ese entonces se llamó ‘Rap a la Torta’”, relata.
Fue así como, a finales del 96 Villa conformó uno de los primeros grupos del género en la ciudad que se llamó ‘Tormenta Rap’, con el que lograron tener el reconocimiento y respeto de los aficionados a este género musical.
Después, en un proceso de re-estructuración y de evolución, ‘el Vago Villa’ fundó la Agrupación Son Pijao, con la que grabó una producción musical (CD) denominada ‘Indio Puro’.
Para el 2008 comienza su trabajo como solista con la grabación del Sencillo y rodaje del Vídeo ‘Dios Proveerá’ que se convirtió en la banda sonora de un cortometraje que lleva el mismo nombre.
Ahora, paralelo a su trabajo artístico, Villa trabaja como gestor y formador cultural dando talleres a jóvenes de barrios populares, colegios y cárceles de todo el territorio nacional para mostrar el arte como alternativa de vida.
Fruto de este interés, en el año 2014, ‘el Vago Villa’ gana una convocatoria del Fondo Emprender para el desarrollo de una empresa cultural y un año después se une al colectivo Muévete e inicia su trabajo con la Fundación Familia Ayara que difunde el arte como herramienta de transformación social.
“He podido trabajar en instituciones a nivel nacional en procesos de posconflicto y en la actualidad estoy haciendo un esfuerzo grande por revolucionar la ciudad desde el arte”.