La creación de la Agencia de Desarrollo Rural por medio del Decreto 2364 de 2016 generó toda suerte de expectativas, principalmente porque su esquema “novedoso” sobre el criterio técnico y el elemento comercial como diferenciador, y un manejo de los recursos muy distinto a como el INCODER realizaba su tarea, no fue más que eso; pedos y relinchidos.
Y es que una entidad diferenciadora no ha sido propiamente; la asignación de dineros para cofinanciar proyectos, el criterio con el cual se decide, la engorrosa forma como esta entidad ha creado cada vez más procedimientos sin sentido para asignar dinero generando un desgaste para productores, y en especial a mi modo de ver, la celebración de convenios con organismos multilaterales como FAO, hacen hoy inviable a la ADR.
Sumado a lo anterior, los tres presidentes que ha tenido la ADR deberían hacer como el Papa Francisco; no visita su tierra, punto! Pero no, las agendas de estos pasan por ver en su futuro una agenda puramente política pareciera, pues si cotejan las visitas, las más comunes han sido a sus terruños.
Sobre el criterio de asignación en materia de riego por ejemplo: que el Estado siga entregando recursos en distritos de riego para mantenimiento no tiene sentido; para esto no se necesita ser economista o un eminente consultor agrícola pero, si un distrito a estas alturas, y después de muchos años de inyectarle dinero, no es capaz de generar su propia riqueza para su mantenimiento, se entiende o que no sirve el proyecto o no sirve el socio y creo que en este momento, no sirve ninguno.
Es que manejan el recurso hoy en día más valioso: El agua. Unos critican las posturas de seguir dando subsidios, y otros el no darlos. En ambos sentidos están equivocados, pues en un sistema capitalista el dueño del recurso no le invierte más a una opción que no da réditos. El Estado no puede posar de libre mercado para unas cosas, y socialista para otras: pongan la “totuma” que los recursos del estado están por montones, que llegarán así como los votos.
Es absurdo, que uno de los “logros” de la Agencia hayan sido los mercados campesinos, sin embargo estos se han hecho en su mayoría con los beneficiarios del INCODER, esto no tiene explicación distinta a: dónde están entonces los beneficiarios de los proyectos productivos de la ADR? Que se apoye con recursos a una asociación de productores de cebolla para producirla deshidratada excelente! Eso es innovar, pero que no se dé el dinero para obtener un certificado Invima, es irreal! Creo y lo dije en su momento, uno de los principales problemas de la ADR, es que su ADN sigue siendo INCODER con todo su lastre.
Otro gran pecado: la contratación de familias enteras; allí se han visto primos, hermanos, sobrinos, esposos! como la ADR permitió en un momento que el esposo, la esposa, la cuñada trabajaran bajo el mismo paraguas! Esto en una entidad pública es deleznable. Lo que ha pasado con la actual Presidente se puede resumir en la crónica escrita por García Márquez sobre el Presidente Clinton: LA FATIGA DEL METAL, y como termina citando a Toni Morrison cuando al referirse al escrutinio acusador del fiscal Kenneth Starr dijo: lo trataron como a un presidente negro. Sobre ella se especuló tanto, se dijo tanto, se criticó tanto sin siquiera sentarse en la silla, y no habiendo hecho mayor cosa, como sí lo hicieron los anteriores presidentes, a ella se le estalló en la mano esta incontenible situación con la Agencia.
No justifico con esto su comportamiento, pero desde antes del día uno, ya habían muchos reflectores sobre ella, tanto al interior de la ADR como en el exterior, era cuestión de tiempo para que alguien le “sacara algo”, no obstante si es pertinente y deben revisar con lupa las inversiones que se hicieron en el pasado reciente.
Sin embargo esta es una situación de vieja data, no en vano el ex senador Musa Besaile calificó como en la “ruta de la mermelada”, a entidades como FINAGRO, BANAGRARIO e INCODER, y no se equivocaba, lastimosamente para los productores agropecuarios que seguirán esperando algo, algo, algo…