Dos personajes urbanos, tachados por muchos como locos, hicieron público su interés de lanzarse a la Alcaldía de Ibagué y la Gobernación del Tolima, y ser los sucesores de Luis H. Rodríguez y Luis Carlos Delgado.
Se trata de Luis Fernando Méndez, más conocido como ‘El Renegado’, y Hernando Vélez Ortiz, mundialmente conocido como ‘El Querubín Rebelde’. Ambos grabaron un video casero de 3 minutos en el que notifican a los electores de su intención de presentarse a las próximas elecciones regionales de octubre. Algo, sinceramente, poco probable.
Sin embargo, el país recuerda el ‘voto protesta’ de miles de bogotanos que eligieron al humilde lustrabotas Luis Eduardo Díaz como Concejal de Bogotá, con los lamentables resultados que todos conocieron. Pero en este caso no aplicaría en Ibagué, porque por mucha indignación que haya no podría ponerse en juego el destino de la región.
Pero más allá de ser un chiste ‘democrático’, por denominarlo de alguna manera, la declaración de estos dos hombres muestra que la administración pública está deslegitimada. Que para ser Alcalde de Ibagué o Gobernador del Tolima sólo se necesita hablar carreta y ser reconocido, aunque sea más por cosas malas.
Y la clase política es la responsable. En la ciudad y en el departamento han promovido personajes sin formación académica, con poco conocimiento de lo público. A los caciques electoreros sólo les interesa que esos personajes les consigan los votos y les sostengan la clientela. Nada más.
Consultamos a politólogos y sociólogos sobre el particular anuncio que circula en las redes sociales:
Claudia Londoño: Politóloga de la Universidad Nacional de Colombia
La democracia permite que cualquier persona pueda presentarse a unas elecciones, eso hay que tenerlo claro. Sin embargo, en el caso de El Querubín hay que pensar que las redes sociales permiten tener acceso a todo tipo de gente y abren el camino a todo tipo de personas.
En este caso particular, es posible que la gente en el agotamiento del personaje político típico y ante la ausencia de líderes reales y en los que confíe resulte votando por este tipo de personajes. Pero creo que es adelantarse.
Habría que preguntarse si el tipo es una persona de la escena política o si solamente es un tipo que ahora «amenaza» con jugar realmente en la política.
Además, es que aparecen más como bufones que sirven para la catarsis de la gente, que para generar cambio en las prácticas políticas.
Las críticas de estos personajes resultan siendo vistas como un ‘show’ y un chiste. Han aparecido personajes así pero finalmente se diluyen.
Andrés Felipe Giraldo: Politólogo de la Universidad de los Andes
Sí es posible que este tipo de personajes logren movilizar votos. En Bogotá tenemos un precedente y es el Concejal Lucho, todo un fenómeno político en su momento.
Y este voto tiene dos sentidos en mi opinión: Uno, es un voto protesta contra los políticos tradicionales y dos, es un voto de identidad entre las clases populares que ven en estos sujetos la proyección de sus anhelos en las urnas.
Esto habla de la poca seriedad que inspira la política en Colombia. No se ve ridículo que estos personajes incursionen en la política porque la política en Colombia es ridícula per se.
Diomedes Acosta Mora: Sociólogo de la Universidad de San Martín (Argentina)
Realmente la política la mueven otras cosas más allá de la popularidad, la mueven las estrategias de gamonales y esas formas de hacer política o de ganar adeptos, pero ser popular no es suficiente para ser un representante político y mucho menos por elección popular.