Casi disipada la cortina de humo de las obstinadas objeciones a la JEP, vemos mejor sobre la mesa la apuesta del gobierno Duque para el cuatrienio, que consigna en su Plan Nacional de Desarrollo (PND) variadas reformas constitucionales. La pregunta es si está en su agenda o no, enderezar el tortuoso camino del sistema de salud.
El PND no busca una solución a la deuda billonaria de las EPS con clínicas y hospitales, que en gran parte explica el viacrucis diario al que se somete a enfermos y familiares. No posee un mecanismo para aclarar esas cuentas, tasadas por la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas en más de 16 billones de pesos y menos para obligar a los deudores a ponerse al día.
La cacareada Ley de punto final se convirtió en una ilusión para los gerentes de las instituciones hospitalarias, que han tenido que cerrar servicios, despedir trabajadores, posponer inversiones en infraestructura y mejoras tecnológicas, porque ya no resisten la cartera morosa. El ministro de salud se sinceró en reciente entrevista al decir que se emitirá bonos de deuda, para sanear hasta 7 billones de pesos que se le deben a las EPS por cuenta de recobros de servicios no cubiertos por el Plan de Beneficios, lo No PBS, en la nueva jerga neoliberal. ¿Y para las clínicas al borde del colapso nada?
Por otra parte la propuesta de giro directo para los dos regímenes, subsidiado y contributivo, que consignaba el Plan, se le cambio la obligatoriedad por la palabra “podrán”, tras la queja de Acemi, el gremio de las aseguradoras. Quedaría así en sus manos otra vez, el giro de los recursos. Pero acemi va más allá, al proponer en su misiva una reforma que convierte en “ingresos propios” de las EPS, casi todos los recursos del sistema, estos son considerados públicos hoy en día.
Otra medida muy publicitada es la de fortalecer la Superintendencia de Salud, para que tenga «dientes» y castigue a las EPS que incumplen la ley. Por lo visto se quedó en el discurso grandilocuente de quien dirige desde los micrófonos, esta importante entidad. Nadie da razón de las cuentas que dejaron por pagar las EPS liquidadas y los líos de las intervenidas.
Es conocido el favorecimiento a sus propias clínicas por la integración vertical que tienen las EPS (Caso Medimás). Caben las siguientes preguntas ¿Los 32.3 billones asignados del Presupuesto General de la Nación para el sector este año, van a seguir dependiendo de las EPS para ser girados a los hospitales y demás prestadores de servicios? ¿Van a seguir definiendo las cuestionadas EPS quién se quiebra y quién sobrevive? y ¿Serán las multinacionales de la salud las nuevas dueñas de clínicas liquidadas, abandonadas o en subasta, como la de Saludcoop y La Manuel Elkin Patarroyo del Limonar?
Se están feriando con anuencia del gobierno cuantiosos recursos, de forma peligrosa se están atrayendo inversionistas sin conocimiento de nuestro complejo sistema de salud y peor aún, sin el menor escrúpulo a la hora de hacer «negocios».
Este Plan de Desarrollo no contempla un pacto por la salud, sino que le carga la mano a los sisbenizados con “capacidad de pago parcial” a los que les quiere sacar 1 billón de pesos del bolsillo, para seguir engordando a los intermediarios. No es un plan para el desarrollo, sino de subdesarrollo.
Desde la Federación Médica seguiremos insistiendo en un cambio profundo a la organización del sistema, por una que permita el desarrollo de la salud pública, la atención oportuna y de calidad para los colombianos, la protección de sus trabajadores, Hospitales y Clínicas, donde tratamos de devolver la salud pérdida.