No me refiero a esa parte de la anatomía de la masculinidad a que se hace referencia cuando un congénere no reacciona rápidamente a un hecho o lo hace de manera torpe, ni más faltaba. El Pelotón, es la forma como identifica los narradores del ciclismo a un grupo con referencia a algunos escapados u a otros que se han quedado respecto a la punta o líder de carrera.
Muy prematuramente han salido del partidor, candidatos para conquistar la carrera más preciada, para quienes como la mayoría, consideran que Ibagué es un trofeo que hay que ganar no en franca lid, sino utilizando las artimañas de los pésimos ciclistas o quienes creen que es una bonita oportunidad para emplearse en una de las ciudades con mayor índice de desempleo, así su preparación académica e intelectual no alcance para ser “aguateros”.
No ha bastado con el pasado reciente que los ibaguereños, y me incluyo, hubiéramos tomado tan a la ligera la decisión de votar por Luis H. Rodríguez, porque “pobrecito”, quería ser alcalde a pesar de conocer que su entorno de exalcaldes lo iban a manejar o mejor, a manipular como en efecto ocurrió, y ya sabemos las consecuencias de tan nefasta decisión.
Ibagué, no solo necesita un excelente alcalde, sino replantear el Concejo de la ciudad. Vamos por partes.
¿Candidatos que conforman el pelotón de escapados son muchos y continuarán saliendo, pero habrá alguno de esos que en verdad pueda llegar seriamente a disputar la Alcaldía y que además merezca obtener el máximo trofeo?
No pienso por ahora descalificar a nadie, pero es terrible e indignante para nuestra ciudad, que personajes se atrevan a postular su nombre para el máximo cargo cuando a pesar de haber estado en la vida pública, por más de treinta años algunos y otros ocupar cargos de elección popular y cargos públicos, no se les conoce ni una sola ejecutoria relevante; y qué decir de quienes han callado con complicidad el saqueo de nuestra ciudad, y otros tantos que con sus acciones u omisiones permitieron el “robo” de los Juegos Nacionales y ni siquiera perdón o arrepentimiento han demostrado, e incluso, continúan con el patrocinio de la bandola en la empresa más importante de los ibaguereños.
Quién hubiera pensado que el actual alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo, que anunció transparencia, honestidad, nada de politiquería, esté ahora patrocinando a un candidato precisamente que no goza de esas virtudes, o exfuncionarios que han trajinado por todas las banderas políticas sin carácter, sin gestión, falseando principios para sostenerse con el único propósito de continuar el cuento que Ibagué está siendo proyectada para el año 2027.
Ibagué, requiere candidatos que demuestren ejecutorias, que lo público no es para improvisar, que tenga capacidad de gerenciar y por sobre todas las cosas, que trate bien al ciudadano, que no lo atropelle, que las decisiones por muy duras que sean, es mejor concertarlas o socializarlas con respeto, así haya “putas y borrachos”.
Pero si Ibagué requiere un gerente, también requiere un revolcón casi total del Concejo. El cabildo no puede tenerse como forma de vida, debe entenderse que son los directivos de la empresa y por lo tanto ellos deben trazar el camino y no el gerente es el que lo traza. Cuando el Concejo pide sesiones extras, como ha sido la costumbre, pierde dignidad y los temas más importantes de la ciudad se vuelven motivo de negociación personal. Si en los últimos seis años hemos padecido tanto desafuero, los Concejales, con muy escasas excepciones, son reponsables del 80 % de esas actuaciones, creen para darle contentillo a la tribuna, que el control político se limita a citar funcionarios pero cuáles decisiones con su liderazgo están en los estrados judiciales, ninguna, pero claro, para eso hay que tener autoridad.
No soy yo quien deba cuestionar a los candidatos que tiene un derecho constitucional de poner en consideración sus nombres pero como ciudadano me duele la ciudad pero este escrito no está dirigido a quienes se postulan sino al grueso del pelotón, que no somos propiamente ciclistas.