Hace 15 años, unos audaces muchachos melgarenses tuvieron una genial idea de emprendimiento. Decidieron asociar a la empresa de servicios públicos de Melgar, Empumelgar, con el capital privado y entregarle a un esperpento llamado Hydros Melgar conformado como sociedad comandita, los servicios de acueducto, alcantarillado y aseo.
El negocio resultó chueco desde el principio. Las inversiones babilónicas que se auguraba vendrían del altiplano nunca se hicieron realidad, los servicios se deterioraron, la operación del aseo se perdió en libre competencia con otro operador privado, redes e infraestructuras se deterioraron a punto de ruina y los racionamientos de agua en épocas de vacaciones en los que a Melgar no le cabe un turista se volvieron pan de cada día.
Entre los particulares que se asociaron se cuentan algunos señoritos muy emperifollados que si sabían para donde iba la cosa y que por ello después de ordeñar la vaca, terminaron vendiendo sus participaciones a otros que en últimas resultaron siendo una empresa subordinada del acueducto de Bogotá que adquirió la empresa cuando estaba virtualmente quebrada.
Para recuperar los servicios entregados en este chanchullo, las últimas administraciones municipales se dieron a la tarea de poner en evidencia el negocio de Hydros, al punto que la Superintendencia de Servicios Públicos terminó prohibiéndole la operación ante la evidencia del desgreño, administrativo y operativo en el que siempre se mantuvo.
La justicia contencioso administrativa en buena hora, declaró nulo el contrato de sociedad y ordenó deshacer el entuerto, devolviendo la infraestructura de servicios al operador público Empumelgar y cobrándole los platos rotos a unos socios que no tienen con qué responder.
Pero al operador privado no solo se le olvidó invertir y operar de manera diligente los servicios, también se le olvidó pagar los impuestos nacionales desde el año 2007. A la Dian a su turno también se le olvidó cobrarle los impuestos a Hydros.
Lo nuevo, es que recientemente la Dian, tras la salida por la puerta trasera de Hydros del municipio de Melgar, ha recobrado la memoria y pretende cobrar a Empumelgar la empresa de servicios públicos oficial, los impuestos que los socios evadidos no le pagaron y ahora embargan al socio comanditario que pusieron como idiota útil los ilustres emprendedores al constituir la sociedad.
Lo que pretende la Dian al recobrar súbitamente la memoria no es nada distinto a que sean los Melgarenses los que paguen la plata que unos pocos emprendedores locales y otros bogotanos se llevaron, con lo cual el aforismo de que al pueblo nunca le toca se vuelve una vez más realidad.
Con toda desfachatez ahora que la Dian embarga los recursos con los que se atienden los servicios públicos, son precisamente los emprendedores que armaron este entuerto quienes se rasgan las vestiduras porque Empumelgar está en riesgo de desaparecer.